De La Semana Santa: La Traición

 
 Miraba por televisión en estos días de vacación, como llevaban a lomo de burro una imagen en el pueblo de Panchimalco a pocos kilómetros de San Salvador, El Salvador y como el burrito se resistía hasta tal punto que corcoveando se sacudía de los lomos la imagen, que dicho sea de paso no se inmutaba, ni se defendía y me recordaba del Salmo 115:3..8  “3 Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. 4 Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombres.:5 Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven; 6 Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; 7 Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta. 8 Semejantes a ellos son los que los hacen...”

De entre aquellos, varios reían, otros se hacían cruces en la cara y otros se daban golpes de pecho... pero solo dos o tres se arriesgaron a detener al burro y cachar al “santo de palo”.

Y es que en los momentos difíciles, los traidores se apartan a igual que las ratas que son las primeras en abandonar el barco cuando este esta haciendo agua. Eso es Traición. La traición es aquella falta que quebranta la lealtad o fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. Consiste en renegar, ya sea con una acción o con un dicho, de un compromiso de lealtad.

Traicionar es defraudar. Cuando una persona confía en otra y ésta actúa de una manera contraria a la esperada, se dice que la traiciona. Por ejemplo: "Le di toda mi confianza y después anduvo contando mis penas", "El hermano en quien el Pastor confía y después este se va así porque así dejando tirado sus privilegios".

La figura del apóstol Judas Iscariote se utiliza como sinónimo de traición. La Biblia cuenta que este discípulo de Jesucristo  traicionó a su maestro y reveló a sus perseguidores dónde podían capturarlo sin que sus seguidores intervinieran. Esta traición fue anticipada por Jesús en la Cena del Señor (para algunos la Ultima Cena).

En el ámbito del derecho, la traición es el delito  que comete un civil o un militar cuando atenta gravemente contra la seguridad de la nación. En estos casos también se habla de traición a la patria o de alta traición.

Conspirar contra el gobierno, sublevarse frente a las autoridades, realizar actividades terroristas o cooperar con naciones enemigas son algunas de las acciones consideradas como traición y penadas por la ley.

La acusación de traición es utilizada por los políticos para denostar a sus adversarios: "El presidente traicionó a sus votantes al impulsar nuevas leyes de ajuste económico".

Pero la primera historia del traidor que nos da la Biblia es preciosa, nos relatan que un día, Eva fue visitada por el traidor, su nombre "Satanás". Cuando Eva vio a Satanás, este comenzó a sublevar su mente y muy pronto el mensaje llegó a su corazón, después a su espíritu, alma y cuerpo. El mensaje llegó a todo su cuerpo, convirtiéndola en la segunda traidora. Fue tras de Adán  y pronto el también se convirtió en un traidor. Adán traicionó a Dios.
 En los últimos 6,000 años de la historia humana, la gente ha estado traicionando a Dios. Cada persona en esta tierra ha tenido la experiencia de traicionar a nuestro Creador. Todos en un momento, hemos traicionado a Jesús. Todos hemos negado a Dios y hemos sido traicionados por otros, así como hemos traicionado a otras personas.

Cada vez que alguien nos traiciona nuestro corazón se amarga. Cerramos nuestro corazón para protegernos, a causa de nuestra experiencia de haber sido traicionados por parte de otras personas.
Cuando cerramos nuestro corazón a los que nos han traicionado, también cerramos nuestro corazón a Dios. Por ello nuestro corazón debe perdonar, Dios nos ha ordenado que guardemos nuestro corazón, pero Él nunca nos dijo que lo cerráramos. Muchas personas malinterpretan la diferencia entre cerrar y guardar nuestro corazón. Son dos cosas totalmente diferentes.

Tan pronto como Adán y Eva traicionaron a Dios, sus corazones llenos de codicia se cerraron a Él. Ellos nunca más tuvieron una vida de éxito, y tuvieron que ver a sus hijos matarse uno al otro. Vieron derramamiento de sangre, muerte, Enojo, odio, conflictos y división en su familia. Caín traicionó a su hermano Abel. El fruto de la traición fue un asesinato. La sangre de Abel clamó desde la tierra y Dios escuchó el clamor de su sangre inocente. Después de la muerte de Abel, Dios buscó a Caín y dijo, "¿qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mi desde la tierra." Génesis 4:10

Cada vez que traicionamos a alguien, su espíritu y alma inocentes claman a Dios. El traicionar y dar la espalda a alguien es una maldición generacional. Aun hoy día las personas heredan el espíritu de la traición. Caín traicionó a su hermano, ese espíritu fue transmitido por sus padres, Adán y Eva.

Hoy en día la maldad se encuentra por todas partes. Las esposas traicionan a los esposos y los esposos a las esposas; los presidentes traicionan a su propio pueblo y el pueblo a su presidente; las naciones traicionan naciones; los niños traicionan a sus padres y los padres a sus hijos; los amigos y los socios de negocios se traicionan el uno al otro.

Examinemos nuestros corazones para ver cuantas veces hemos traicionado a Dios. Si usted dice que jamás lo ha hecho, significaría que usted es perfecto.

Hay dos tipos de traición y uno es perdonada por Dios. Y es cuando usted clama y busca a Dios, el segundo es cuando no existe ningún arrepentimiento. Sin arrepentimiento no hay perdón, similar a lo que ocurrió con Judas, cuya traición se denomina traición eterna. No importa si usted tiene el espíritu de Judas, Adán, Eva, o Pedro, sino que todos debemos de reconocer que tenemos la capacidad de traicionar a Dios y a nuestros seres queridos."

Los evangelistas destacan la culpabilidad de Judas, al destacar que fue él a ofrecerse a los jerarcas para entregar a Jesús. Mateo y Marcos presentan a Judas, dirigiéndose solo “a los príncipes de los sacerdotes,” que eran los ex sumos sacerdotes, junto con el pontífice de entonces. Lucas detalla que trató, sin duda, con ”los guardianes” del templo.

Los que buscaban la seguridad y la clandestinidad para prender a Jesús, se alegraron, al ofrecerles arteramente la entrega un discípulo, conocedor de los lugares de su refugio.

Pero la traición fue con trato comercial. Judas propuso que se le retribuyese de alguna manera la entrega (Mateo). En Marcos se dice más globalmente que “prometieron” darle dinero. Pero Lucas también insiste en lo de Mateo: “convinieron” las dos partes en una cantidad de dinero. Y ésta fue fijada en “treinta monedas de plata.”

El fijarse el precio de la venta en treinta siclos se debe, seguramente, a un acto más de desprecio a Jesús, ya que, según el Éxodo, se fija en “treinta siclos de plata” el precio que había de pagarse a un dueño por un esclavo que se hubiese inutilizado (Ex 21:32).

En Corintios 10,12, encontramos: “El que crea estar muy seguro, cuídese de nos caer”. ¿Seré yo Señor? empezaron a preguntarle uno por uno. Los apóstoles no se sintieron seguros, la conciencia no los acusaba, sin embargo cada uno comenzó a preguntarse. Todos estamos en peligro de caer y talvez todos caeremos si no estamos atentos, vigilantes y en oración constante para ser oídos y merecer la ayuda y la gracia de Dios.

Traición es la acción y el comportamiento que quebranta y rompe la lealtad que se debía tener. Como cristiano, tenemos un compromiso con Cristo, ser como Él, y cada vez que no lo somos, estamos faltando a su confianza en nosotros. Es bueno recordar que el ideal de Dios, es que seamos hombres buenos, como su Hijo Jesucristo.

No olvidemos nuestro compromiso con Dios es a toda hora y todos los días, no solamente en una semana siguiendo santos de madera.

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