Aprendamos A Hacer Juicios

En mas de una ocasión, he conocido de situaciones legales en donde no se ha podido conformar un jurado porque mas de un cristiano escogido para ello se recusa, aun pagando multa, argumentando que su religión no se lo permite y amparándose en un mensaje mal empleado: "No juzguéis, para que no seáis juzgados" (Mateo 7:1). Esa situación es común en la iglesia y en la vida de ellos que aseguran que quienes denuncian "les falta amor y que en lo que juzgan, serán juzgados". Pero... ¿será así?... veamos qué dice la Biblia.

Si solo leemos el versículo citado, sí parece decir que no podemos juzgar. Pero, para interpretar un texto hemos de considerar el contexto.

La razón para no juzgar está en el versículo siguiente:

Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. (Mateo 7:2). Y hasta aquí, parece que es prohibido juzgar pero sigamos con el pasaje:

¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? (Mateo 7:3).¿No has considerado que tu eres peor que aquel a quien juzgas? Es la pregunta de Jesús.

Se refiere a una falta igual que hicieron el acusado y el acusador: el acusador está haciendo juicio sobre una falta que él también cometió. El mismo pecado que está acusando, él lo tiene en su vida.

Entonces, ¿Con qué calidad moral enjuiciamos una falta que nosotros mismos hemos cometido?. Esto es hipocresía, es como el borracho que reprende al borracho.


¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Mateo 7:5). 

Jesús está rechazando la conducta hipócrita del acusador. Saca primero: límpiate primero de ese mismo pecado que condenas y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Es decir, como consecuencia, verás bien.

¿Está prohibiendo Jesús juzgar en este pasaje?... NO

Lo que él está condenando y reprobando es que se juzgue y se condene algo que nosotros mismos estamos haciendo.

Ejemplo: si yo tuviera amargura contra alguien y llego a la iglesia a predicar del perdón; exijo que otros perdonen pero yo mismo no perdono. Estoy enjuiciando a la oveja pero estoy no tengo calidad moral para hacer esto.

Otro ejemplo sería que vengo a predicar sobre las finanzas y el diezmo. Doy un sermón y acuso, amparado en Malaquías, de ladrones a los que no diezman, pero resulta que yo mismo no diezmo. (Aprovecho aquí para decir que los pastores y lideres que también debemos diezmar). No puedes predicar del diezmo si no diezmas.

Ejemplos del juzgar son muchos en la Biblia uno muy celebre que relaciona la actitud de una iglesia esta en 1 Corintios 5:1..11; es un caso de inmoralidad sexual. (Le invito a sacar su Biblia y leer).

Cuando leemos nos enteramos que se trata de un caso de fornicación e incesto. ¡Qué vergüenza! Es la expresión de Pablo porque esto no se da ni entre gentiles. El reclamo de Pablo es que la iglesia de Corinto no había hecho nada. Ellos se jactaban de sus dones, hablaban en lenguas, pero tenían este pecado vergonzoso.

La condena (juicio) es: el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. (1Corintios 5:5)

¿Cómo es que los cristianos de hoy no tienen la capacidad de juzgar y de hablar claramente del tema de la disciplina del Señor?. Error de Pablo hubiera sido juzgar este pecado si él también hubiera estado en pecado, pero su vida era limpia, por tanto tenía la autoridad moral y el respaldo de Dios para juzgarlo y entregarlo a Satanás.

Otro caso es con la mujer adúltera... Jesús  les dice que "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", todos se fueron porque hacían lo mismo.

Otro caso es: Mateo 7:15..16 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”

Aquí, Jesús sí nos invita a juzgar rectamente, con justo juicio, juzgar los frutos, no las apariencias. Fruto no es llenar un auditorio. no por las apariencias. Hay quienes por las apariencias juzgan el fruto de una iglesia, ven la calidad del auditorio de alguna mega iglesia, se impresionan por las riquezas y suntuosidad que ven y creen que Dios está con ellos por esto. No necesariamente el lujo refleja obediencia.

A muchos pastores les encanta que la gente se someta a ellos, pero... veamos el siguiente texto: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7)

¿No dice acaso aquí que juzguemos su conducta? Entonces, imitamos su fe y nos sometemos a ellos. Pero si su conducta no es de Dios, cómo vamos a avalar sujeción.

¿A qué fruto se refería Jesús? El usó la palabra griega carpos, refiriéndose a frutos de la nueva naturaleza. ¿Cómo vivía Jesús? Esto nos da una medida correcta, después de todo, él es nuestro modelo.

Que me dice de lo siguiente: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1Juan 4:1) ¿No es acaso aquí probad: juzguen, disciernan, vean?.

En conclusión, sí se puede juzgar, pero debemos hacerlo bien (no viendo las apariencias, sino el fruto) y hay peligro en no hacerlo.
Cuando Jesús dijo: “ No juzgues para que no te juzguen” , quería decir que condenar a nuestro hermano sin examinar el caso, en lugar de ver el Cristo que supuestamente lleva en el interior, equivale a ponernos en peligro, porque estamos convirtiendo las apariencias de nuestro hermano en una realidad y todo lo que hagamos real debemos demostrarlo en nuestras vidas.

Podemos juzgar nuestras riquezas o abundancia, pero dentro del contexto bíblico, generalmente lo hacemos con parámetros materialistas y mundanos, es importante que dejemos ir nuestros juicios. Con respecto a las finanzas, es particularmente importante que no juzguemos el no tener suficiente. Tenemos lo suficiente, de hecho tenemos en abundancia y más de lo que necesitamos.


En fin, no busquemos excusas para evadir nuestras responsabilidades, como cristianos tenemos doble compromiso: Dar a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar. Cumplamos.

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