Algunos Hogares Tienen Lepra

La lepra es una de las enfermedades mas desagradables y horrendas que puedan existir, la carne empieza a cambiar de color, hasta el punto en que esa carne empieza a pudrirse y caerse por pedazos. ¿Ha conocido a alguna persona con lepra?. La lepra en la Biblia es descrita como resultado de la existencia de pecado, la persona es apartada por un término de siete días para su purificación; el caso de María la hermana de Moisés es el mejor ejemplo que tenemos, por su pecado de murmuración, Dios la castigó con lepra, y fue separada del campamento por siete días, entonces el pueblo de Dios no camino por ese tiempo. (Por favor lea en su Biblia, Levítico 14:34..39). Muchos de nosotros experimentamos muchas cosas durante las reuniones en la iglesia y mas si hay ministración; muchas veces saltamos de gozo, lloramos por la presencia del Señor en medio de nosotros, en otras ocasiones nos caemos por la unción del Espíritu Santo, sentimos escalofríos, electricidad que corre por todo nuestro cuerpo, etc. Nos llenamos de gozo, de fe, de paz, de paciencia, salimos con firmes decisiones de cambiar muchas cosas en nuestra vida, de ya no ser los mismos que hemos sido, salimos llenos de bendiciones de lo alto, prácticamente nos sentimos verdaderos triunfadores algo así como un superhéroe victorioso. 

Pero...¿Qué pasa cuando vamos de camino a casa? ¿Qué pasa al llegar a casa? ¿Qué fue de todo aquello que sentimos? ¿Qué hay de las cosas que le dijimos a Dios que cambiarían en nuestra vida? ¿Qué será lo que sucede?. Ocuparemos el conocido cuento infantil de Cenicienta...  Se nos viene a la mente, el momento en que dan las doce de la noche y suenan las campanas y Cenicienta se acuerda de lo que le dijo la Ada madrina...¡el encantamiento!. Sale corriendo de vuelta a casa, aun con la emoción de haber bailado con el príncipe; en el camino hay muchas cosas que va pensando tales como:  La mirada de asombro de las personas que estaban en la fiesta del rey.  Si realmente le agradó al príncipe haber bailado con ella.  Su corazón aun palpita de emoción por lo que sucedió esa noche y ella estaba mas que segura que nunca se olvidaría de esa ocasión.

Aunque esta es una historieta irreal, no podemos dejar de pensar, cuando ella llega a su casa y solamente le queda el recuerdo de los sucesos de esa ocasión. Y vuelve a las mismas de siempre: La frustración de ver la cara de su madrastra y las actitudes de sus hermanastras. “Vuelve a la misma miseria en la que vivía”. ¿No nos pasará algo similar a nosotros cuando regresamos a casa, después de una reunión tan especial, en la cual la presencia del Señor se dejó sentir y experimentamos cosas grandes? Y a diferencia de Cenicienta esto si es real. Perdemos la gloria de Dios, cuando vamos en el camino se va desvaneciendo y solamente nos quedó el recuerdo de lo que vivimos o sentimos. Se ha puesto a pensar ¿Qué pasa en casa?... ¿Será está la voluntad de Dios que se borre tan rápido la expresión de Su manifestación?. Dije anteriormente que la lepra es un efecto o resultado del pecado. ¿No será que hay pecado en nuestra vida? ¿Qué hay cosas en casa que no son agradables ni propicias para que la presencia de Dios se siga manifestando igual o mayor que cuando estuvimos en la reunión de la congregación? 

Por lo general si existen “Efectos negativos de cosas impuras en casa”. Pueda ser que estos efectos se deban a que hay cosas que están contaminado nuestras vidas y nuestros hogares. Efectos negativos como por ejemplo: Tristeza, Depresión, falta de paz, inquietud o desasosiego, sentimiento de amargura, no logramos conciliar el sueño, no se logra mantener la comunión con Dios, no sentimos deseos de leer la Biblia, no sentimos deseos de orar... Nuestra mente esta expuesta a dardos de impureza, de contiendas (internas y externas) . Cuando los Israelitas entraban a una ciudad a tomar posesión de ellas, habitaban en las casas de esa ciudad.  En estas casas quedaban guardados ídolos en las paredes de la casa y que afectaban a las familias. (Leamos nuevamente Levítico 14 :34..38). ¿No tendremos ídolos o cosas que estén contaminando nuestros hogares y que por eso no se esta manifestando la presencia de Dios en casa?. Por ejemplo la TV, la programación que vemos: 


Las telenovelas (muchas personas reaccionan tal como ven actuar a su actriz favorita), Los comentarios que hacemos...Que oímos...Nuestro ambiente familiar...¿Cómo es? ¿Cuál es el pan nuestro de cada día? ¿Hay lugar para Dios el Padre en nuestros hogares? ¿Hay lugar para Jesucristo el Hijo de Dios en nuestros hogares? ¿Hay lugar para el Espíritu Santo en nuestros hogares?.

Cuando existen manifestaciones de la falta de la presencia de Dios en nuestros hogares, faltamos a nuestro rol como sacerdotes de nuestra familia. No velamos por la salud espiritual de nuestra esposa, esposo, hijos, etc.. Nos sentimos amargados o heridos por alguno de nuestra familia. Tenemos inconformidad con todo, que la comida, que la ropa, que la cama, que el carro, etc. Tenemos abundante falta de perdón. La voluntad de Dios es, que no nos contaminemos con las cosas del mundo, que lo único que traen es maldición a nuestra vida, muerte y destrucción. “Anatema en el pueblo de Dios”: Josué 6 :18 “Pero vosotros guardaos del anatema ; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.”  (Leer también Josué 7 :1..26). Pongamos especial cuidado en Josué 7:11..12 “11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé ; y también ha tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros” 

¿Cuantos de nosotros deseamos darle cosas buenas a nuestros hijos? ¿Cuantos desean prosperidad para sus familias? Y muchos para lograrlo hacemos cosas que Dios No manda afuera de casa, en los trabajos, en los negocios, etc. Leamos: Josué 7 :24 “Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, su asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor (turbación).” Y 7 :25 “Y le dijo Josué : ¿Por qué nos has turbado ? túrbete Jehová en este día. Y todos los Israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.” ¡Que triste final para una familia que pudo ser próspera, una familia que pudo haber permanecido en la presencia de Dios!. Hay dos formas de sacar la maldición de nuestras casas :  Siendo apedreados y quemados con todo lo que tenemos o... limpiándonos de toda contaminación : presentando una avecilla para expiación de pecados (arrepentimiento y perdón) y la otra la dejará libre como símbolo de libertad del pecado en nuestras vidas y nuestros hogares. Favor de leer Levítico 14 :49..53

Si hemos tomado el primer paso, entonces no queda mas que decir... Pero si tomamos el siguiente paso, entonces veamos cual es el procedimiento : 2 Crónicas 7 :14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos ; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” Tenemos que restaurar lo que quedo dañado y empezar de nuevo nuestras vidas, para que la presencia de Dios permanezca con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. ¿Qué esta pasando ahora, en estos precisos momentos en los cuales nos encontramos leyendo?: 2 Crónicas 7 :15..16 “Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.” ¿Qué pasa cuando la presencia de Dios esta manifiesta en nuestras vidas? Salmo 16 :11 “Me mostrarás la senda de la vida ; En tu presencia hay plenitud de gozo ; delicias a tu diestra para siempre.” “Tenemos que ser firmes y tomar decisiones, si es posible radicales” Y entonces la presencia de Dios estará con nosotros siempre... “...Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28 :20b). 

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