Qué
difícil es cuando experimentamos diferentes problemas, enfermedades,
necesidades económicas, afectivas, etc. Todos de una forma u otra
somos buenos orientadores cuando no hay por el momento algo de lo
anterior. Pero cuando estamos pasándola mal, nos faltan palabras
para darnos un aliento a nosotros mismos y menos las tenemos para los
demás. El
desaliento, confusión, la tristeza y tantas cosas mas te invaden,
pero lo que es peor te llega la falta de orar. La
adversidad es parte de esta vida, tiene sus propósitos en el Señor,
aunque en el instante que la estamos cruzando no lo vemos. Sumado a
esto, se añaden incomprensiones, sientes que te dejan solo y a veces
(no siempre) quedas momentáneamente sin familia y experimentas el
desierto en toda su magnitud, pareciera que no hay aguas, porque
nadie te comprende. Harás muchas cosas y acudirás a seres humanos
por ayuda y no encontrarás solución o esperanza en ninguno de
ellos. ¿No
te ha pasado? Pero y entonces ¿Qué de la familia?, ¿Qué a pasado
con ella?.
La
familia es la sociedad más antigua que existe. Lo vemos en la
primera familia formada por Adán y por Eva, a partir de ellos,
nosotros sus sucesores. Una familia indica un linaje, una misma
sangre brotando por las venas, una misma raza, una misma ideología,
en otros casos una misma creencia. Una
familia consiste en miembros que conviven, relacionándose de la
mejor manera posible, en armonía, para lograr un fin común, un
bienestar común. El crecimiento y fortalecimiento de una familia,
agrupadas en un núcleo de familias, viene a ser la base de la
sociedad, si la familia falla en la unidad y búsqueda del bien
común, dicha sociedad fallara también y sus resultados son
sociedades violentas como las hay unas mas que otras en nuestro
actual mundo.
Desde
hace mas o menos treinta años, la visión familiar se fue
convirtiendo más en un mito que en una realidad, a tal punto de que
en los últimos diez años, vemos como muchísimas familias se han
ido desmembrando por múltiples factores. Hijos rebeldes, padres
divorciados, familias disfuncionales son el resultado de años de
años de planeación estratégica por parte de Satanás. El diablo ha
buscado siempre destruir toda forma de unidad del ser humano y qué
mejor que destruir la piedra angular de toda sociedad civilizada, la
cual es la familia. Una
familia disfuncional es una familia en la que los conflictos, la mala
conducta y muchas veces el abuso por parte de los miembros
individuales se producen continua y regularmente, lo que lleva a
otros miembros a acomodarse a tales acciones. A veces los niños
crecen en tales familias con el entendimiento de que tal disposición
es normal. Las familias disfuncionales son principalmente el
resultado de adultos co-dependientes y también pueden verse
afectados por las adicciones, como el abuso de sustancias (alcohol,
drogas, etc.) Otros orígenes son las enfermedades sicosomáticas no
tratadas y padres que emulan o intentan corregir sus propios padres
disfuncionales.
Un
error común de las familias disfuncionales es la creencia errónea
de que los padres están al borde de la separación y el divorcio. Si
bien esto es cierto en algunos casos, a menudo el vínculo
matrimonial es muy fuerte ya que las faltas de los padres en realidad
se complementan entre sí. En resumen, no tienen otro lugar a dónde
ir. Sin embargo, esto no significa necesariamente que la situación
familiar es estable. Cualquier factor de estrés importante, como la
reubicación, el desempleo, enfermedad, desastres naturales, la
inflación, etc., puede causar que los conflictos existentes que
afectan a la familia empeoren mucho.
Familias
disfuncionales las encontramos en todos los estatus sociales,
financieros e intelectuales. Sin embargo, hasta décadas recientes,
el concepto de una familia disfuncional no fue tomado en serio por
los profesionales (terapeutas, trabajadores sociales, maestros,
consejeros, pastores, curas, etc.), especialmente entre las clases
media y alta. Cualquier intervención habría sido vista como una
violación de la santidad del matrimonio y un aumento en la
probabilidad de divorcio (que era socialmente inaceptable en la
época). Se esperaba que los niños obedecieran a sus padres (en
última instancia, al papá), e hicieran frente a la situación
solos.
La
sociedad humana actualmente tiene diferentes definiciones de lo que
es una familia disfuncional; pero desde el punto de vista cristiano
tenemos que describir como disfuncional a cada familia cuyos miembros
no asumen el papel que Dios ha provisto para ellos. Es
Dios quien ha inventado la familia, entonces tenemos que recurrir a
El para saber cómo funciona una familia sana. En forma muy resumida,
podemos encontrar los siguientes principios:
- El papel del esposo consiste en amar a su esposa y entregarse por ella. Esto lo declara Pablo en Efesios 5:25, donde Pablo compara el amor de un esposo con el amor de Cristo por su iglesia. ¡Esto significa la máxima entrega de la cual un ser humano es capaz!
- El papel de la esposa consiste en respetar y apoyar a su esposo. "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él." (Génesis 2:18) - "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. ... y la mujer respete a su marido." (Efesios 5:22 y 33) - Cuando el esposo demuestra a su esposa amor y entrega "como Cristo", la sujeción y el respeto de la esposa es una respuesta lógica.
- El papel de los padres consiste en proveer para la familia y educar a los hijos: "Pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos." (2 Corintios12:14) "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." (Efesios 6:4) "Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten." (Colosenses 3:21) Esto implica que los padres demuestren respeto por sus hijos. Dios no nos autoriza para administrar castigos arbitrarios o humillantes, ni para insultar o ridiculizar a los niños.
"Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y
andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes."
(Deuteronomio. 6:4..7) Los padres son responsables de instruir a sus
hijos constantemente en la Palabra de Dios.
El
papel de los hijos consiste en honrar a sus padres y mientras son
niños, obedecerles: "Niños, obedeced a vuestros padres en el
Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es
el primer mandamiento con promesa..." (Efesios 6:1..2) Aunque la
versión Reina-Valera traduce "Hijos, obedeced ..."; el
texto original dice "Niños". Hay una diferencia sutil
entre "obedecer" y "honrar"; lo primero se aplica
solamente a los niños, mientras lo segundo se aplica a los hijos
durante toda su vida. A
través de toda esta enseñanza observamos un equilibrio entre
derechos y deberes. Cada miembro de la familia tiene sus derechos y
también sus deberes. Es
obvio que los principios bíblicos acerca de la familia exigen mucho
a cada miembro. De hecho, humanamente es imposible cumplirlos a
cabalidad. Necesitamos la ayuda de Dios para edificar una familia. Él
es la fuente del amor y de la autoridad en la familia y necesitamos
aprender a beber constantemente de esta fuente.
Cuando
un miembro de la familia se empieza a salir del propósito sano de
Dios, todos los demás miembros tienen que hacer ajustes para
compensar lo que falta. Como resultado, toda la familia se vuelve
disfuncional. Ejemplo:
si el padre es alcohólico, deja de asumir su papel correspondiente
como padre y esposo, como proveedor y educador. Entonces, los otros
miembros de la familia se ven obligados a contribuir más de lo que
deben. Cada miembro de la familia se siente obligado a asumir un
papel que no le corresponde y que por tanto no puede cumplirlo a
cabalidad. En tal hogar, muy pronto se hacen sentir la falta de amor
y ánimo. Todos sienten que están viviendo en un desastre, todos se
sienten culpables dentro de ellos, pero nadie quiere admitirlo.
Entonces se echa la culpa unos a otros: el padre a la madre, la madre
a los hijos y los hijos entre ellos. Además, todos conspiran para
esconder hacia afuera el problema del padre alcohólico y aparentar
una familia sana.
Lo
mismo sucede en familias con otra clase de problemas: familias donde
se comete maltrato o incesto, familias donde los padres viven
separados, familias de delincuentes, etc. Es
una pena que en estos tiempos, las familias ya están naciendo
dañadas, a merced de las mismas carencias familiares que estas
personas han vivido. La saña de Satanás ha dañado gran parte de
nuestra sociedad y pareciera que en este tiempo él tiene la guerra
ganada. Pero no todo está perdido. Muchos
de nosotros, los que hemos aceptado a Cristo en nuestros corazones,
hemos experimentado un amor especial por nuestras familias, sean
creyentes o no (por lo menos así debería ser). Más aún, cada uno
de nosotros ha experimentado la sensación de ganar una familia más
grande aún.
Dentro
de la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo, encontramos una gran
familia, llena de miembros de diferente género, clase, pero bajo un
mismo linaje, una misma línea sanguínea, la de Jesucristo, que ha
comprado nuestras vidas derramando su preciosa sangre. La
Palabra de Dios nos muestra claramente que el único camino para las
bendiciones familiares se da en que las familias sirvan al Señor
(Josué 24:15). Si
empezamos a caminar como familia dentro del ministerio, podemos
asegurar que habrá bendiciones grandes para nuestras vidas y sobre
todo, para nuestras familias. Es importante que tengamos amor entre
nosotros, que podamos expresarlo, ayudarnos a seguir cumpliendo los
propósitos de Dios para nosotros. Ya
no es el tiempo para que hombres y mujeres solas realicen obras para
Dios; es el tiempo de las familias trabajando juntos, en unidad,
solamente así podremos ser los que cambien el destino de nuestro
país.
¿Estás
listo para ser parte de la gran familia de Dios? ¿SI?... ENTONCES
CAMINA
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