Madre corrigiendo a su hijo |
Esa
Palabra eterna e inmutable nos enseña:
- "La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre." Proverbios 29:15
- "La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él." Proverbios 22:15
- "El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige." Proverbios 13:24
Travieso y necio. |
Los
niños que no aprenden las consecuencias desagradables del mal
comportamiento, se crían confundidos y sin la capacidad de
distinguir entre lo malo y lo bueno. Llegan a ser consentidos y
egoístas. Ahora bien, Tus hijos no son tus hijos, tus hijos son de
Dios. Salmo 127:3 "He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre." Esto significa que los
hijos son posesión de Dios y están encargados a nuestro cuidado. Ya
que somos sus guardianes, no debemos hacer con ellos lo que nos
plazca.
La Vara Y La Corrección
La
vara no debe ser un palo grande que haría daño serio al cuerpo del
niño, sino una regla la cual resuena en la piel pero no daña el
cuerpo. Y debe aplicarse de una a dos veces sin ira. Si la Biblia
especifica la vara, creo que ella es mejor que la mano, la cual
muchas veces no duele, especialmente si hay pañales o pantalones
gruesos. He visto a madres que dan con la mano a sus niños los
cuales se van riéndose. Así aprenden a burlarse de la disciplina y
la autoridad. La
vara es un instrumento importante en la disciplina de nuestros hijos.
No es fácil de usar debido a que va contraria a la enseñanza
moderna. El mundo ha corrompido el concepto "amor" de tal
manera que declaran que dejar que un niño haga sus propias cosas es
una expresión de amor. También declaran que el azotar al hijo
desobediente, es equivalente a abuso de niños. Las Escrituras
enseñan algo totalmente diferente. Pues el Dios que nos ordena a
amar y no odiar, también declara: "El que detiene el castigo, a
su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.”
Proverbios 13:24
Siempre pendiente de sus hijos |
El
amor está incompleto sin la corrección de la vara y la reprensión.
Pero la vara siempre fue el instrumento usado para administrar
disciplina correctiva y física. En algunas culturas talvez sea un
palo, un cincho, una correa o una regla firme. Pero cualquiera que
sea el instrumento, este es la vía usada para hacer regresar al
camino correcto, al niño porfiado y caprichoso. Los verdaderos
creyentes sabemos que desde el momento que estos niños son
concebidos, ellos son pecadores. Si no somos segados por su
preciosidad, podremos verlos proyectando desde su infancia, esa
desgraciada naturaleza pecaminosa. Dios declara que el niño no
disciplinado y consentido a su voluntad; trae vergüenza a su madre.
No se puede concebir una representación mas clara de miseria y
ruina. Usar la vara de la manera correcta, requiere amor (amor a Dios
y amor al niño). Muy a menudo cuando la disciplina física es usada,
esta es aplicada como resultado de enojo, y es allí cuando el abuso
del niño sí se hace realidad.
Nosotros,
los padres que tenemos la responsabilidad de disciplinar a nuestros
hijos, debemos siempre hacerlo bajo la autoridad de Dios y de la
manera que demuestre el amor de Dios y su actitud. Dios no nos abusa
en Su castigo, El lo hace en amor. La disciplina bíblica también
requiere palabras de amor. Cuando lleguemos a entender esa preciosa
verdad entonces podremos expresar nuestro amor por nuestros hijos
especialmente cuando somos llamados a usar la vara. Debemos
asegurarles que la vara es administrada con un corazón lleno de amor
por ellos. Es una cosa terrible cuando personas que declaran ser
cristianos castigan corporalmente a sus hijos sin reprenderlos
primeramente ni tampoco les enseñan del amor de Cristo. Tampoco
debemos olvidar que acompañando a la reprensión está la oración,
esta pone al padre como al niño cerca del Señor. No se puede sobre
enfatizar la necesidad de la oración en la disciplina y la
instrucción de nuestros hijos.
Hijo educado: cero enemigos, cero problemas. |
Primeramente
debemos repetidamente acercarnos a Dios buscando el sustento del
Señor y como y cuando debemos disciplinarlos. Necesitamos pedir
gracia para tener el deseo de obedecer Su Palabra y reverenciar
humildemente ante Su instrucción sabia. Debemos orar por nuestros
hijos. Debemos hacer eso personalmente mencionando a cada uno por su
nombre y por sus necesidades específicas más de una vez. No hay
mayor bendición para nuestros hijos como hijos de Dios, que el tener
padres temerosos de Dios quienes obedecen a la Palabra de Dios.
Padres quienes usan la vara y la reprensión cuando Dios la requiere.
Amen.
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