Es una comunidad humana de personas y no maquinas,
ni explotados, si bien la empresa es una realidad de carácter
económico orientada a producir y distribuir productos de manera
eficiente antes que nada es una comunidad humana de personas, los
beneficios económicos, subordinados a un criterio cristiano, son un
objetivo intermedio necesario pero el objetivo principal es la
realización de todas las personas que forman la comunidad, asimismo
el ambiente laboral de cada empresa debe constituir una oportunidad
para que el mundo sea mejor.
Es, en un sentido, cuestión de fe, las empresas
surgen porque muchos bienes o servicios, por su demanda o
complejidad, no pueden ser producidos por una sola persona y exigen
la colaboración de varios, es decir una persona o varias se embarcan
en un proyecto común invirtiendo recursos (como tiempo y dinero) con
la esperanza de obtener beneficios económicos, sin embargo nada
asegura el éxito por lo que se asume un riesgo según la confianza
que tengan en la iniciativa y su desarrollo; de hecho esto se
complementa al conocer que una de las principales razones por la que
las personas no inician la propia empresa es la falta de fe en el
éxito de la misma.
Una empresa cristiana es mucho más que una
maquina de ganar dinero, pues crea empleo, genera riqueza, es fuente
de innovación y hace asequibles bienes, productos y servicios
realmente útiles y cada vez mejores a mayor cantidad de personas. El
derecho a la iniciativa económica es fundamental, si este derecho no
se respeta las personas pueden caer en la pasividad y esto traer como
consecuencia una disminución de la creación de riqueza. El
bienestar social que producen algunos productos (alimenticios, de
salud, necesidades básicas) es posible en gran parte gracias a la
actividad empresarial, buscando siempre hacer que este bienestar
llegue a más personas y no sólo a unas cuantas. El beneficio
económico de las empresas en sí mismo no es reprochable, lo
reprochable puede ser el cómo se consigue el beneficio o qué se
hace con este.
Existe
una corresponsabilidad en cada colaborador, los directivos de la
empresa tienen responsabilidades de carácter económico pues deben
asegurar la continuidad de la empresa y un retorno razonable a sus
inversores; existe un incumplimiento de esta responsabilidad si se
buscan beneficios inmediatos poniendo en peligro el futuro a largo
plazo tomando decisiones como por ejemplo: Liquidación de activos
necesarios, reducción de inversiones en formación ó investigación
y desarrollo, recortes excesivos de personal, política de incentivos
remunerativos excesivamente vinculada a los resultados a corto plazo,
etc. en todos los casos la responsabilidad recae en cada persona que
toma la decisión y en las personas que sacan provecho de ella, por
lo que todos los colaboradores deben de trabajar siempre para el bien
de la empresa con independencia de los incentivos económicos.
Existe
la Responsabilidad Social Empresarial, que depende de los efectos que
la actividad empresarial tiene sobre el entorno, pero lo que busca en
el fondo es generar espacios de desarrollo, formación, promoción y
oportunidades para todos los actores de la comunidad donde se
desempeña. Esto implica, entre otras cosas, brindar un equilibrio
entre vida y familia para los trabajadores, desarrollar una relación
ganar-ganar con proveedores y clientes, un trato respetuoso a los
competidores, políticas que protejan el medio ambiente, apoyar las
iniciativas filantrópicas y/o caritativas, etc.
Es
importante subordinar la dimensión material e instintiva del hombre
a la interior y espiritual, para asegurar un desarrollo
auténticamente solidario e integral de la sociedad, la empresa
perseguirá así el objetivo de contribuir al bien común tanto como
sea posible.
A
continuación los 10 mandamientos de un empresario o negociante
cristiano
I. No
ames a tu negocio por encima de Dios
Recuerda
que tu habilidad, las puertas abiertas y la prosperidad de tu negocio
serán un producto directo de la gracia de Dios sobre tu vida. Por
eso, ningún negocio, empresa u ocupación, deben tomar el lugar de
Dios. Lo mejor de tu tiempo y de tus fuerzas deben ser primeramente
dedicados al Señor.
II.
Diezmarás y ofrendarás de tu negocio
De
todos los ingresos que tu negocio reciba, debes diezmar y ofrendar
fielmente. Sin olvidar que una cosa son tus diezmos individuales y
otra cosa son los diezmos de los ingresos que tu negocio percibe.
III.
Tratarás con respeto y dignidad a tus empleados
La
Biblia dice que tenemos que tratar a todas las personas como
superiores a nosotros mismos (Filipenses 2). Por eso, como jefe o
dueño de negocio debes siempre tratar a tus empleados con dignidad.
Recuerda que eres testimonio del Señor delante de tus trabajadores,
sean creyentes o no.
IV.
Cuentas y expectativas claras
Es
importante mantener las cuentas claras con toda persona. Las
expectativas para cualquier transacción o negocio, deben estar
claras y si es posible plasmadas en papel para evitar malos
entendidos. Aun con los empleados (si los tienes) se deben establecer
claramente cuales son sus responsabilidades desde el comienzo. Desde
el inicio es crucial que todos sepan cuales son las expectativas de
ambas partes.
V. No
harás negocios ilegítimos, ni procures sacar ventajas de ninguna
forma.
La Biblia enseña que el premio y la recompensa
llegan como consecuencia de haber "luchado legítimamente"
(2 Timoteo 2:5). Debes tener temor de Dios y nunca sacar ventaja de
cualquier tipo. Conduce todos tus negocios con integridad y rectitud,
sabiendo que Dios honra la justicia (Salmos 37:6)
VI.
Testificarás de tu fe
Recuerda
que más allá del beneficio económico que puedas darle a un
empleado, la salvación es lo más valioso que tenemos para ofrecer.
Por eso debes aprovechar las oportunidades para predicar el evangelio
y para aconsejar a aquellos que lo necesitan.
VII.
Serás testimonio
En
todo momento debes exhibir el carácter de Cristo. Delante de tus
empleados, clientes y proveedores eres un testimonio de Dios. En tu
forma de tratar a las personas, en la manera como te conduces, en la
forma como resuelves conflictos y cuando estas bajo presión, no
debes olvidar que eres un hijo de Dios.
VIII.
Excelencia en lo que ofreces
Sea
que ofrezcas un servicio o vendas un producto, debes demostrar
excelencia en todo lo que haces. La calidad de tu trabajo, será
determinante para el éxito de tu negocio. Recuerda que eres una
extensión de Dios y el producto que vendes o el servicio que ofreces
deben ser testimonios de ello.
IX.
Honra a quien honra merece
Es
importante honrar a aquellos que contribuyen con el crecimiento y el
desarrollo de tu negocio. Sea un proveedor que te presta un buen
servicio o un empleado quien va "la extra milla". Cuando
eso sucede debes celebrar, honrar y reconocer lo que hacen. Para este
efecto, puedes dar algún presente o un detalle. Cuando se trata de
tus empleados es importante que estás pagándoles un salario digno.
X.
Cumplirás con todos tus compromisos laborales y contratos
Tu
palabra y tus promesas deben ser cumplidas a cabalidad. Cumplirás
con tus contratos, aun si eso representa una perdida de dinero. Por
encima del beneficio monetario, está el buen nombre y la reputación
de tu negocio. El rey Salomón decía "De más estima es el buen
nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y
el oro" (Proverbios 22:1).
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