Las Mujeres De Dios Se Dan A Respetar

El respeto es la virtud por la cual reconocemos y tenemos presente de manera habitual la dignidad de las personas, como seres únicos e irrepetibles, creados a imagen de Dios, con inteligencia, voluntad, libertad y capacidad de amar; así como sus derechos según su condición y circunstancias.

Uno de los primeros recuerdos que tengo de mi niñez es con mi padre leyéndome un libro sobre valores, era un libro que él había usado en su época escolar y diligentemente en sus ratos, conmigo, compartía su lectura y enseñanzas. Uno de los valores que mi padre enfatizaba era el respeto. Cuando empecé a asistir a la escuela primaria, tuve un profesor que a diario nos inculcaba el concepto de respeto. Nos hablaba de maneras prácticas con las que debíamos mostrar respeto, en especial a las damas y personas mayores.

Si eres mujer y máxime si cristiana, eres valiosa y no un plato de segunda mesa.

Una mujer que se sabe valorar sabrá hacerse respetar. Tú eres valiosa, una mujer es un premio y no un mero entretenimiento.

A muchas les ha pasado que conocen a una persona y en cuanto le ven piensan que están destinados a estar juntos. Un simple coqueteo, una mirada y una sonrisa, puede bastar para imaginar que será el mejor romance de nuestra vida. Todo de esa persona te gusta, hasta que descubres que tiene novia, esposa u otros compromisos.

Por mucho que te enamore la mirada de un buen hombre, si resulta que él tiene ya su compromiso, déjale, vete y huye. No mereces el desprecio de ser amada en ratos libres, cuando no sea visto y cuando a él le venga en gana.

Sentirás que tu mundo se cae y él te dirá que las cosas entre los dos (él y la otra) no van bien... y tu empiezas a pensar que tal vez podrás llenar el lugar que aquella no puede llenar.

Los días pasan, las conversaciones se mantienen y la ilusión crece más y hasta estás dispuesta a hacer todo lo que él quiera porque no imaginas tu vida sin su presencia.

Muchas veces esto te pone en el lugar de un engaño y empiezas a mentirte para retenerlo a tu lado. Incluso llegas a pensar que ser "la otra" no es malo y a creer que te quiere, que no es que te utilice cuando pueda y quiera.

Como mujer debes procurar no fallarte a ti misma, porque como mujer y persona debes exigir respeto de la misma manera que tú lo das.

Si una persona no te valora de la manera que tú lo haces, date la vuelta y encuentra a otra que sí la haga. Esta frase puede sonar a repetida pero es verdad, afuera hay alguien que te está esperando, que puede hacerte feliz, que te complemente, quien de verdad te necesite.

Un verdadero hombre respeta a una mujer, no la trata como plato de segunda mesa. Para él, ella es la única y la indicada. El amor se complementa.

Primero confía en Dios y aprende a guardar tu corazón, porque depende de Dios quien en verdad esta tu futuro y no en lo que tu deseas. Él te tiene preparadas muchas bendiciones junto a un buen y verdadero hombre. Y sabrás a su momento que es el correcto porque tu corazón lo dirá.

No dejes al destino tu futuro, debes forjar tu propio destino.

Romper con la persona que amas es uno de los momentos más tristes en la vida. Cuando uno inicia una relación se llena de ilusión pensando que encontró a la persona ideal a quien tal vez amaras toda la vida, pero la mayoría de las veces el tiempo se encarga de acabar con esa ilusión.

Las parejas terminan su relación por muchas razones. Por una infidelidad, por un engaño, por una traición, o porque simplemente el amor entre uno y otro ya no es el mismo.

Tú eres una mujer de Dios, lo puedo sentir aun a la distancia y además lo sé porque la palabra de Dios lo dice. Jesús te ha escogido a ti con un propósito poderoso... Sí, a ti, a ti, ¿Por qué lo dudas?

¿Sabes? He aprendido, aunque no lo creas, que las mujeres han sido atacadas, golpeadas, menospreciadas, ultrajadas, engañadas a través del tiempo porque hay alguien que no te quiere verlas realizadas y felices.

Existe un personaje siniestro, tu enemigo espiritual, que te quiere ver siempre por los suelos y todo porqué tú le puedes hacer mucho daño al reino del mal, muchísimo daño; imagínate, tú, una mujer que sabe, entiende que es una hija del todopoderoso, llena del espíritu de Dios, poder y dominio propio, tomando el lugar que te corresponde en este mundo, gritando un "ya basta", a las dudas, al temor, al abuso, a las engañosas palabras de hombres abusadores y te mires al espejo y digas: Dios me ha hecho inteligente, bonita, fuerte, valiente, santa, ¡soy vencedora en Jesús!

Ponte a pensar, una mujer como tu educando a sus hijos varones, enseñándoles respeto hacia los demás, especialmente a las damas, a ser trabajadores, educados, responsables, limpios, alegres, a obedecer a Jesús. Enseñando a tus hijas a no conformarse a este mundo sino a buscar ese lugar prominente que Dios tiene para ellas, a ya no soportar más ningún tipo de abuso cruel y violento por muy ojitos soñadores que le haga el que se le arrime.

Yo oro para que Dios obre en tu vida, quitando todo abuso verbal o sexual, todo golpe físico que haya quedado sellado en tu alma. Y te despierte a la realidad de lo que TÚ SI ERES: Una mujer sabia y valiente con un corazón de guerrera, que no le teme a ningún argumento que en tu vida se oponga a la voluntad de Dios.

Amada, tú eres lavada con la sangre de Jesús y Dios está levantando hoy tu ánimo, sanando tus emociones, ungiéndote con poder de lo alto, abriéndote los ojos para que entiendas que tú eres el medio que Dios está usando para transformar este mundo. En el 93% de los hogares la mujer es la que tiene más acceso a sus hijos pequeños teniendo así la gran oportunidad de educarlos y enseñarles estas verdades que te he hablado hoy.

Una nueva generación de hombres y mujeres valientes está creciendo en este momento dentro de nuestros mismos hogares. Lo estamos viendo con nuestros propios ojos: son tus hijos, los míos y esto está sucediendo porque muchas mujeres y hombres, escogidos por Dios, estamos tomando el reto de educarlos para que le conozcan y desarrollen todo el potencial que en ellos hay y ser de bendición a sus familias, a sus amigos y al mundo entero.

El mundo ha querido humillarte, pero hoy Dios te dice: "...porque te amo y eres ante mis ojos preciosa y digna de honra. No temas, porque yo estoy contigo..." Isaías 43:4..5 NVI


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