Pensaba Hacer Lo Bueno Pero...

Inicio recomendando leer 2 Samuel Cap. 3 y 4.

Siempre hemos planteado que el cristianismo no es religión, por el contrario es un estilo de vida. La vida cristiana no puede estar basada en conceptos teóricos o metafísicos, porque la vida cristiana es real y práctica. Por esta razón las enseñanzas de Jesús eran reales y prácticas también.

¿Alguna vez te han hecho un mal regalo? El dicho popular dice: A caballo regalado no se le busca lado. Es decir, acepta lo que te regalan, sin más.

Sin embargo, hay regalos de regalos.

Alguna vez a sabido de... ¿Dónde tienes aquella figurita tan simpática que te regalé? La figurita era horrible, claro. O talvez sabe de... ¿Por qué no usas la camisa, o corbata, o colonia, etc. que te compré? La suegra le regaló una camisa por su cumpleaños que la esposa insiste que se ponga cada vez que van a casa de los suegros. No hubo en la historia, camisa más accidentada que esa. Le pasó de todo. Se manchó de todo tipo de cosas. Se enganchó en varios sitios. La plancha la quemó. Hasta quedar inservible. Todos esos accidentes fueron fortuitos, claro. Aunque la suegra sospecha que no fue así.

La verdad es que la pobre suegra tenía buena intención, pero muy mala vista y peor gusto. La camisa era horrible.

Las buenas intenciones, no siempre dan buenos resultados.

Como ya leyó 2 Samuel Cap. 3 y 4, ahora bien podemos pensar que Abner creyó que hacía lo correcto al oponerse a David y defender a Is-boset como rey de Israel. Sospechamos que no. Pero aún teniendo buena intención, el resultado no fue el que esperaba. Joab pensaba que hacía lo correcto al matar a Abner. 3:25..27; Santiago1:20. La nodriza de Is-boset pensaba que hacía lo correcto al huir a toda prisa con Mefi-boset, hijo de Jonatán. 4:4. Los hijos de Rimón beerotita pensaban agradar a David al matar a Is-boset, rey de Israel. Como el amalecita que mató, o dijo matar a Saúl, pensaba que traía una buena noticia a David. Su error les costó la vida. 4:5..12.

Todas estas fueron buenas ideas en las mentes de sus autores. Tenían buenas intenciones, pero los resultados no fueron los esperados.

¿Ha tenido alguna vez buenas ideas que resultaron mal?

Quieres agradar a tu esposa, le compras algo y al llegar a casa descubres que no es lo que esperabas. Haces planes para sorprender a tu esposo y cuando se los comunicas, realmente le sorprendes, pero no como tú esperabas. En vez de agradar, ofendes. Lo cual lleva a que tus relaciones se dificulten y se enfríen.

En nuestra relación con Dios nos pasa lo mismo. Hacemos algo con buena intención y al poco tiempo descubrimos que nos equivocamos. ¿Por qué ocurre esto? Generalmente por dos razones fundamentales:

1. - Porque no somos tan inteligentes como nos creemos.

Pensamos que conocemos a Dios y a los demás, pero nos equivocamos con frecuencia. ¿Cuántas veces te has equivocado con relación a alguien? Nos pasa aunque no queramos.

¿Has hecho algo pensando que te recompensarían y te encontraste con que fue todo lo contrario?

Somos falibles. Fallamos. Aun con buena intención. Por ejemplo: Hay personas con buena intención que quieren agradar a Dios haciendo sacrificios: Si ayuno durante tantos días. Si oro durante tanto tiempo. Si doy tanto dinero a la Iglesia... Pero no entienden que están menospreciando el único sacrificio que de verdad Dios recibe en pago por nuestros pecados: el sacrificio que Cristo realizó por nosotros. Isaías 53:5; 1Pedro 2:24; 1Juan 4:10.

Así que debemos reconocer que no somos tan inteligentes como creíamos.

2. - Porque vivimos llenos de mentiras.

Mentiras inconscientes, pero asumidas. Principios falsos que hemos aceptado como verdaderos, engañándonos a nosotros mismos.


Vivimos y nos movemos en el mundo de la mentira. Convivimos a diario con ella. Nos resulta tan habitual que hemos perdido la capacidad de ver y aceptar, la verdad.

Algunos que dicen ser cristianos mienten habitualmente y lo peor es que no ven que sea malo hacerlo. Lo justifican.

Veamos algunas mentiras que la gente suele creer:

  • Debes guiarte del corazón.
Lee Jeremías 17:9 El corazón es engañoso, más que todas las cosas.

  • Si haces algo que no sientes para Dios eres un hipócrita.
La Biblia nos enseña a andar en obediencia a los mandamientos de Dios, no a nuestros sentimientos.

  • Sigue tus sueños.
Jesús nos dice otra cosa: Sígueme. Mateo 9:9; 19:21.

Estamos tan habituados a la mentira que no ejercemos discernimiento. Por esta razón, aunque tengamos buenas intenciones, solemos equivocarnos y los resultados no son los esperados.

¿Qué debemos hacer? Pues también dos cosas:

1. - Conocer mejor a los demás. Especialmente a Dios.
Para lo cual tenemos al Espíritu Santo, la Palabra de Dios y la Iglesia.

2. - No creer la mentira, sino a Dios.
Sólo así obtendremos buenos resultados.


Nuestras relaciones con los demás serán más agradables y no fracasaremos en nuestro intento de agradar a Dios y los demás.

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