Proverbios
22:6 "Instruye
al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará"
Este
es un dicho difícil para la mayoría de nosotros como padres, porque
sentimos que podemos (a veces sucede), propasarnos en el proceso
educativo de nuestros hijos; por un lado las teorías psicológicas,
en moda en estos tiempos, nos dicen la forma liberal con la que
supuestamente se eduque a los hijos y por otro, las leyes de los
hombres en muchas ocasiones mal aplicadas, son los mayores
componentes de pensamientos encontrados en cuanto a la educación de
los hijos.
Por
mi parte no me hago bolas, sobre estas teorías y leyes de hombres,
sigo la Ley de Dios y a la luz de ella vamos a desarrollar este
estudio.
Muy
frecuentemente recibo consultas sobre el problema de un joven o
jovencita y ahí esta el problema... queremos respuestas de ellos
pero no instruimos cuando eran niños en su camino. El proceso
educativo inicia desde el vientre la madre y es una responsabilidad
de dos: mamá y papá.
Instruir,
es “Formalizar un proceso o
expediente conforme a determinadas reglas” por lo tanto es mas que
enseñar. La Palabra se puede definir parafraseada "para moldear
el carácter, instruya por el ejercicio, prepare, moldee, para hacer
al niño obediente a las órdenes, para ponerlo a caminar en una
dirección correcta y exacta, para prepararse para las actividades y
relaciones de la vida."
Todos
los padres están entrenando a sus hijos de una manera u otra;
correcta o incorrectamente. No es hasta que el padre le ha dicho al
niño por lo menos dos veces, le levantó la voz y le amenazó de que
el niño obedece y entonces podemos decir que ha sido entrenado para
obedecer.
Entrenar
a los hijos para la vida es un acto de amor, serio, responsable y
termina en el momento que el padre es llamado a la presencia de Dios,
no importando la edad. Enseñar a nuestros hijos es entonces un acto
de toda la vida.
Instrucciones de Dios en el entrenamiento a un niño
1)
Aplicar la vara de la corrección
"La
necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina
la corrige." (Proverbios
22:15). Esta no es la vara del abuso, pero si, la de la corrección.
Un niño abusado sufrirá un gran trauma, pero los niños no
resienten al ser adecuada y oportunamente corregidos.
2) Se
disciplina rápidamente
"No
corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo"
(Proverbios 13:24). Un padre no ama a su hijo si no puede aplicar la
vara de la corrección cuando sea necesario. "No
dejes de disciplinar al joven, que de unos cuantos azotes no se
morirá. Dale unos buenos
azotes, y así lo librarás del sepulcro"
(Proverbios 23:13..14)."
La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado
avergüenza a su madre"
(Proverbios 29:15)."
Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas
satisfacciones"
(Proverbios 29:17).
3)
Comience su formación desde muy temprano
"Corrige
a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su
muerte" (Proverbios
19:18). ¿Cuántas vidas se han arruinado porque los padres han
esperado demasiado tiempo para disciplinar a sus hijos? Si a los
niños se les permite ser desobedientes cuando son pequeños, ya será
demasiado a destiempo para entrenar a ellos más tarde, este es el
caso de cuando ya son jóvenes.
4) La
educación requiere de los padres respeto
"Y
ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según
la disciplina e instrucción del Señor"
(Efesio 6:4). La palabra "Padres" tiene sus acepciones en
la literatura griega (Compare Hebreos 11:23). Tanto papá y mamá
tienen un papel en la crianza de sus hijos (1 Timoteo 2:15, 5:14; 2
Timoteo 1:... 5; Tito 2:3..5). A los padres se les dice, "no
provocar a sus hijos a la ira." Esto podría traducirse
"frustrar" o "irritar". Un pasaje paralelo,
añade, "que no se les desalienten" (Colosenses 3:21).
Una
encuesta de jóvenes menores reveló las siguientes maneras que los
padres comúnmente "frustran" a sus hijos:
- Una automático "No" a casi cualquier cosa se le pregunta al padre.
- Padres inconsistencias o parcialidad en el trato con todos los hijos en el hogar.
- La falta de comunicación, es decir, "Mis padres no me escuchan."
Los
padres no deben ser demasiado dominantes o esperar un milagro, deben
permitir que sus hijos sean niños, pero bien educados. De lo
contrario, se convertirán en jóvenes enojados y rebeldes o vuelto
tan desanimados que se dejan destruirse a sí mismos. Talvez me
preguntara: ¿Qué es lo que se necesita? Y yo le contesto:
"nutrirlos a ellos", para eso esta la Biblia para
"educarlos”.
Se
trata de proporcionar a nuestros hijos la comida y alimento necesario
para crecer no sólo físicamente, sino mentalmente, emocionalmente y
espiritualmente también.
Sólo
los padres podemos proporcionar este tipo de atención y el medio
ambiente para nuestros hijos. Al igual que se atiende un jardín, las
malezas deben ser eliminados para ahogar los malos nutrientes y
permitir un buen crecimiento. Debe de existir y practicarse una
estimulación aplicada para un crecimiento saludable. Por lo tanto,
la necesidad de "disciplina y amonestación del Señor" es
la mejor aplicación.
Nosotros
fallamos miserablemente a nuestros hijos si no les enseñamos la
Palabra del Señor y la disciplina en consecuencia. (Lee Deuteronomio
6:6..7; 32:46; Proverbios 22:6; 15; Hebreos 12:6..11). Sólo este
tipo de crianza permitirá que los niños se desarrollen y maduren
hasta convertirse en hombres y mujeres de Dios, responsables,
productivos y cumplidos.
Para
concluir y para quienes culpan a las escuelas, nuestra cultura ha
gastado miles de millones de dólares en la construcción de
edificios educativos, la contratación de profesores calificados y
libros de texto bien escritos, ¡pero
nada de esto es tan valioso como los padres que se preocupan!
Necesitamos
buenos maestros, de
eso no hay duda. Necesitamos
buenas aulas con toda la tecnología,
de eso no hay duda.
Necesitamos libros de texto
bien escritos, de
eso no hay duda. Pero
sin padres que se dedican a sus hijos, nada de esto importa mucho.
Hace
casi tres mil quinientos años, Moisés instruyó a los padres de
Israel a enseñar y modelar las cosas de Dios a sus hijos
(Deuteronomio 6:1..7). Ese
consejo sano de la Escritura sigue siendo relevante hoy.
Si la familia es disfuncional,
los niños sufren. Ese
axioma evidente ahora se está trabajando en nuestra cultura.
La
educación es un esfuerzo cooperativo entre la escuela y el hogar.
Cuando el hogar no existe, las
escuelas no serán capaces de hacerlo todo.
Esperamos que las escuelas lo
hagan todo y eso no se puede.
De
hecho, creo muy firmemente que la verdadera educación es un esfuerzo
cooperativo entre la escuela, los padres y la iglesia.
Esa tríada institucional
proporciona el marco necesario para la educación exitosa.
Nuestra
cultura moderna no permite en el sector publico y laico, el apoyo de
la iglesia en esta tarea. Por
lo tanto, le corresponde a las escuelas y a los padres.
Si los padres no están allí,
las escuelas no serán capaces de hacer el trabajo.
Necesitamos buenos maestros y
necesitamos buenos padres y como cristiano, me gustaría añadir que
necesitamos buenas iglesias y sobretodo buenos pastores.
No
debemos sorprendernos cuando leemos acerca de las tasas de fracaso
cada vez mayor de nuestros hijos en los exámenes de evaluación.
No todo es culpa de los
maestros; es
el miserable fracaso de tantos padres,
Dios lo declaró hace tres mil
quinientos años. Tal
vez es hora de volver a familiarizarnos con Su ejemplo para el éxito.
(*) Todas
las citas bíblicas son de la Biblia Nueva Versión Internacional
–NVI-.
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