Abuelos Sobrecargados: El Síndrome Del Abuelo Esclavo

Sería aventurado afirmar que todos los abuelos se prestan voluntariamente para ejercer de babysitter de sus nietos, pero sí es cierto que la mayoría de ellos están encantados y no ponen ningún impedimento, ya que, además de hacerles un favor a sus hijos, pueden pasar más tiempo con sus nietos, lo que les aporta vitalidad, están entretenidos, acompañados y se sienten útiles.

Esta idea, a primera vista, puede resultar muy atrayente, pero la nueva tarea adquirida no resulta fácil, ni siquiera para alguien con experiencia como ellos. Estos abuelos se deben enfrentar a una generación de niños con una larga lista de deberes, con diferentes clases extraescolares, inmersos en el mundo digital, a lo que hay que sumarle las tareas básicas de alimentación, higiene y desplazamientos al colegio, centros deportivos, casas de amigos, etc.

Y si se trata de un bebé requiere atención constante, agilidad y fuerza para andarlo en brazos, cambiarle el pañal o acompañarle en sus primeros pasos y caídas, tareas que no son fáciles ni para quienes tienen 30 años menos.  

Esta suma de obligaciones pueden llegar a sobrepasar a los abuelos y lo que al principio era un deseo se convierte en una carga de la que no saben cómo escapar. Sabiendo que sus hijos necesitan de su ayuda, no resulta nada fácil decirles que no pueden hacerse cargo de sus nietos, por lo que, al cansancio físico y mental que llegan a sentir muchos abuelos, hay que sumarle el sentimiento de culpa por no poder cumplir el favor al que habían deseado.

Sin embargo, también hay abuelos que, a pesar de que pueden asumir todas estas tareas sin que sea un gran problema, la situación se convierte estresante y agobiante para ellos porque, estando ya retirados, les gustaría dedicar su tiempo a otras actividades a las que tuvieron que renunciar durante su etapa laboral y ahora que podrían disfrutarlas, de nuevo las tienen que dejar a un lado porque les ha surgido una nueva obligación, cuidar de sus nietos.

El síndrome del abuelo esclavo

Si la situación de sobrecarga, cansancio físico y mental, agobio, estrés y sentimiento de culpa no se reduce, el abuelo puede llegar a sufrir lo que ya se ha denominado como “síndrome de abuelo esclavo”.

Los gerontólogos explican que este síndrome surge cuando el mayor no disfruta de la situación porque se ha convertido en una obligación, pero no es capaz de decírselo a sus hijos por miedo a defraudarles y a ocasionarles problemas, lo que incrementa su malestar pudiendo llegar a afectar a su estado mental y a la larga perjudicar la relación familiar.

Para evitarlo, es fundamental que se establezca una comunicación clara, directa y un respeto mutuo entre padres e hijos para que haya la suficiente confianza que les permita expresar lo que sienten en cada momento, sin que la otra parte se lo tome mal. Algo que puede ayudar a conseguir esto es que desde el principio se deje claro que no existen obligaciones preestablecidas.

La mayoría de los abuelos disfrutan enormemente de cuidar a sus nietos, pero esto no quita que en ocasiones se sientan desbordados por el esfuerzo de cuidarles por horas, provocando lo que empieza a conocerse como el “síndrome del abuelo esclavo”.

En España, el año pasado, 131.500 mayores que lo sufren llamaron al Teléfono de la Esperanza, una ONG de acción social, para desahogarse al sentirse agobiados por esta situación que en ocasiones sobrepasa sus capacidades físicas y psicológicas. Cabe preguntarse: ¿cómo será en América Latina, donde pocos servicios de asistencia hay para los adultos mayores? 

La escasez de guarderías infantiles y la crisis económica obligan a muchos padres a pedir ayuda a los abuelos. Ante todo, cuando lo que prima es el hecho de que sea un miembro de la familia antes que un desconocido quien quede al cuidado del niño.

Pero esta elección puede tener un alto costo. Muchos abuelos dejan de lado sus actividades y a veces hasta renuncian a sus propias vacaciones para atender a sus nietos en jornadas extenuantes. Un abuelo que quiere colaborar y sentirse útil puede acabar convirtiéndose en un abuelo superado y agotado. 

La relación entre nietos y abuelos es una relación de enriquecimiento mutuo y muy positiva desde el punto de vista afectivo. Los niños encuentran en los abuelos una figura de referencia mientras que los mayores se sienten rejuvenecidos con el cariño de los pequeños. Nuestro nieto es un motivo de admiración y reflejo de Silvia y mio, cuando observamos sus actitudes y su aprendizaje; todo ello conlleva a una ternura muy especial.

Pero desde luego el cuidado de los nietos debe ser un verdadero disfrute para los abuelos y no una obligación que mine su salud física y emocional. Cuando se llega a este punto es momento de replanteárselo y buscar otra solución.

El síndrome del abuelo esclavo es un fenómeno que se ha instalado en la sociedad actual en la que los mayores son quienes acaban pagando las grandes carencias sociales en el ámbito del cuidado infantil.

Cómo saber si un abuelo está siendo víctima del tan conocido “síndrome del abuelo esclavo”. Algunos síntomas son:
⦁    El abuelo sólo se preocupa por ayudar a sus hijos y vive por los nietos. No tiene otras actividades sociales o personales.
⦁    Es una vida que no ha sido escogida por el abuelo. Se ve forzado a vivirla por las circunstancias familiares de los propios hijos, como el trabajo de los dos padres fuera de la casa o poca capacidad económica para contratar ayuda externa para el cuidado de los niños.
⦁    El abuelo se siente agotado, pero no se atreve a manifestarlo por temor a que lo excluyan de la familia y se vea alejado de los nietos. Esto a pesar de que al final del día, se sienta físicamente mal y le cueste mucho recuperarse. 
⦁    La exigencia conque los hijos reclaman al abuelo, la obligatoriedad (que no existe), de estar cuidando a los nietos.
⦁    Cuando el abuelo cuidador llega a su propia casa, ya no le quedan energías o ganas para comunicarse o compartir con los que viven con él, ya sea el cónyuge u otros miembros de la familia. Esto hace que su vida personal se vea deteriorada, así como sus demás relaciones humanas.

Algunas recomendaciones para evitar ser un abuelo esclavo
⦁    Detecte si está sintiendo algunos de los síntomas mencionados. Haga algo al respecto.
⦁    Reconozca las limitaciones propias. Todos debemos estar dispuestos a decir de vez en cuando “no puedo”, así sepamos que la negativa será mal recibida.
⦁    Es importante, para los abuelos, el ser sinceros y comunicar el verdadero estado físico y emocional en el que uno se encuentra y los hijos han de demostrar su consideración a ese estado, no olvidar que ellos son sus progenitores sobre todas las cosas.
⦁    Hay que buscar medios efectivos para decir no. En caso contrario, se puede caer en la amargura y dificultar la convivencia de los que viven con nosotros.
⦁    Es rol de los padres ser conscientes de las exigencias a las cuales se está sometiendo al abuelo y darse cuenta de que, seguramente, este no está expresando malestar ni cansancio por tratar de ser generoso. Es responsabilidad de los abuelos hacérselo saber con amor y firmeza.

Finalmente, lo más probable es que el “abuelo esclavo” caiga en este estado por querer amar desmedidamente; pero parte del amor verdadero está en buscar el bien superior, así algunos no estén contentos con las consecuencias de esta búsqueda. En todo caso, mayor favor le hace un abuelo a su hijo manteniéndose sano y feliz para apoyarlo en distintas ocasiones, que enfermándose de estrés porque no supo decir “no” en el momento adecuado.

Ya para finalizar, a los hijos esta cita bíblica: Eclesiastés 11:9..10: “Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto. Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo”

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