La Experiencia Del Pudor En La Sociedad Actual

En la actualidad los expertos estudiosos de la sociedad, insisten en que el concepto de lo privado, de lo íntimo, se ha ido transformando. Otros opinan que la intimidad, lo secreto, es un concepto burgués.

Desde mi óptica más personal y radical he de comentar que al menos yo, no comparto esos dos comentarios. Desde lo más íntimo de mí ser, sigo pensando que lo privado y lo íntimo, sigue teniendo su valor.   

Lo íntimo, lo personal, ha existido y existirá desde que el hombre tiene uso de razón, otra cosa es que “ese hombre”, o “esa mujer”, sepan lo que significa y quiera hacer un uso racional del mismo. 

Nuestra sociedad actual renuncia a sus raíces púdicas por considerarlas opresivas. Cada vez se hace más claro el menosprecio de algunos valores por considerarlos obsoletos. El mundo de hoy ha infravalorado la vivencia del pudor, este se combate como si se tratara de una represión enfermiza de los deseos sexuales. El pudor sería algo de lo que habría que liberarse para obtener una salud psicológica. Las ideas de represión, tabú, liberación, etc., han hecho retrograda cualquier defensa del pudor. Este menosprecio en nuestra sociedad es una clara señal de su profunda corrupción. Se hace urgente la reflexión sobre el significado del pudor como defensa de los valores más personales del ser humano y de la sociedad.

Nuestros jóvenes más o menos de quince años no habían nacido cuando ya su vida era televisada: sus fetos aparecían en una pantalla de ultrasonografía. Desde recién nacidos fueron grabados en videos, CD, teléfonos celulares y otras más. Ahora ya jóvenes se han convertido en una generación transparente, lo que hacen es conocido inmediatamente por la sociedad en general, a través de Facebook, Twitter, MySpace, etc. Cuelgan en esos portales las cosas más estúpidas, fotos tomando, tonteando, haciendo estupideces y hasta en sus actos íntimos sexuales.

Sus padres se esforzaron toda una vida protegiendo su intimidad y ellos la publican al instante. No conocen el pudor ni el recato y ahí suben sus cuerpos desnudos en las denominadas redes sociales. Las Naciones Unidas en su carta declaran que “la vida privada no será invadida ni la familia ni el hogar”, pero para estos, lo privado es una bobada… Para ser más justos con ellos, también los acompañan una gran cantidad de adultos, en muchos casos sus mismos padres, en el afán de supuestamente estar en la onda actual… vanidad de vanidades. 

¿Y qué de nuestros valores como el pudor?

Entendemos por pudor la reserva de lo íntimo, el pudor es la tendencia natural a ocultar a la curiosidad de los extraños lo que pertenece a la intimidad de la persona o de la familia.

Intimo equivale a personal. Por ello, en los ambientes íntimos es donde las personas se encuentran más a gusto y se manifiestan libremente sin temor a ser juzgadas. Hay cosas que sólo pueden manifestarse en la intimidad, precisamente porque están muy vinculadas a lo más profundo de la persona, hasta el punto de identificarse de algún modo con ella. Al hacerse público, lo íntimo deja de serlo y la persona si tiene consciencia de su propia dignidad, se siente violentada, como si algo precioso de sí misma se hubiera desgarrado y perdido.

El pudor en el ámbito sexual consiste en ocultar las partes íntimas, consideradas como valores sexuales. La necesidad espontánea de cubrir los valores sexuales es un medio para permitir que se descubran los valores de la propia persona; mientras se oculta celosamente la intimidad, menos se puede denigrar a la persona.

Los valores sexuales no hacen único; simplemente diferencian a la humanidad en hombres y mujeres. Lo que individualiza a la persona son sus capacidades personales, su inteligencia, su amor, su intimidad, sus recuerdos.   

Cuando una persona cubre su cuerpo en cierto modo está reclamando que se fijen en ella por dentro. Se entiende entonces que el pudor no significa autoencerrarse ni tiene nada que ver con despreciar el cuerpo; no se oculta el cuerpo porque éste sea vergonzoso. Precisamente, el pudor es dominar el propio ser para entregar en exclusiva algo muy valioso y que no es del dominio público.   

La persona impúdica termina por ser un objeto del que pueden servirse sin amarlo. 

Se puede decir que la tendencia a celar la intimidad, es un fruto del proceso de crecimiento de la sensibilidad del hombre. Cuando hay una mayor sensibilidad, el hombre comprende qué es su cuerpo y trata de cubrirlo. El hombre con sensibilidad no supera los límites de la vergüenza sino con dificultad. La mayoría de las personas han experimentado este sentimiento de violentarse al tener que desvestirse ante el médico. En el caso del acto sexual, el hombre supera esta vergüenza por el amor.   

Cuando hay un amor verdadero, el peligro de ser tomado como un simple objeto de placer desaparece porque se valora a la persona en su totalidad; es el amor el que protege la dignidad de la persona. También desaparece el riesgo de perder la intimidad ante la indiferencia del otro. Cuando se ama, la entrega corporal viene acompañada de la entrega espiritual. No solo se da el cuerpo, se da la persona entera, toda su intimidad, y no sólo la parte física.   

Lo contrario es la prostitución. El hombre o la mujer, que en una relación sexual sólo comparte el cuerpo, pero no el espíritu, se están prostituyendo. 

Por eso, tiene gran importancia la educación del pudor en los niños; es la edad donde toman conciencia de lo que significa su cuerpo y el de los demás. Si se acostumbran a verse desnudos delante de otros, a contemplar en el cine o la televisión actos sexuales que sólo tienen su verdadero sentido en la intimidad, su cuerpo y el de los demás perderá valor; no entenderá la necesidad de protegerse ante la posibilidad de convertirse en un objeto sexual.

En la educación del pudor, además de los padres, tienen responsabilidad los medios de comunicación que, en la actualidad, muestran un exceso de contenidos eróticos e incluso pornográficos. Esta saturación de sexo hace que se pierda sensibilidad y facilita que, en esta esfera tan importante, el hombre quede desprotegido.

La persona cristiana sabe que su cuerpo es templo y habitación del Espíritu Santo, que el hombre tiene una dignidad, que es sagrada. La vivencia del pudor reclama el cuidado de esta dignidad. Dicho cuidado nos exige coherencia de modo que quienes confesamos con los labios haber encontrado la Verdad, el Bien y la Belleza en Jesucristo, estamos siendo con nuestro modo concreto de vida, lo queramos o no, un libro abierto que lo ratifica o lo niega. 

En el pudor, se percibe si nos sabemos amados por Dios y si queremos vivir en este amor la relación con los demás.

Vemos entonces que el problema estriba en ¿Qué estas poniendo en nuestras generaciones? no es la moda o corriente del momento, Dios es inmutable como lo es su Palabra, como cristianos tenemos nuestro modelo. ¿Por qué pensar más en la forma que en la esencia?… somos seres dignos, hechos a la imagen de Dios.   

Además, se toma esto en forma personal, algo que en realidad es natural como un estilo diferente e individual de vida y hacer las cosas. Por ello decimos que somos diferentes. El mundo se podrá perder, pero no estamos llamados a perdernos con él.

Yo bendigo tu vida para que en este tiempo puedas aceptar y respetar al que hace lo correcto, sin desvalorizar su pudor, aunque lo haga de forma diferente a la tuya, sabiendo que todos somos creación de Dios.

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