Y Le Saco Siete Demonios

Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los doce discípulos y también algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades, entre ellas María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los servían con sus bienes. (Lucas 8:1..3) Para conocer mejor a esta mujer, el evangelio nos aporta algunos datos significativos.

De las distintas mujeres que se mencionan en los evangelios, María Magdalena es la única identificada por su lugar de origen, por ello es llamada Magdalena, la de Magdala.
Magdala era un pequeño pueblo en la margen occidental del lago de Galilea, no lejos de Capernaum y Betsaida, los lugares de donde provenían los pescadores discípulos de Jesús. 

Esta, al igual que todas las poblaciones a orillas del lago, reparte su actividad económica entre la pesca y el campo. Todo ese mundo de barcas, sembradores, pastores, obreros que van o no van a trabajar a la viña, y que quedó reflejado en las parábolas de Jesús, es el ambiente de Magdala.

Si hacemos un poco de calistenia mental. podemos imaginar la vida de las niñas que crecieron en Magdala, mirando el lago desde las colinas y participando en las tareas que toda mujer tenía en esas zonas rurales:  cuidar ovejas, cosechar los granos, participar alegremente en la elaboración del vino cantando y bailando. Así habrá sido la vida cotidiana de María Magdalena. O tal vez no. No sabemos si los siete demonios la dejaban.  

María Magdalena y otras mujeres habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades. De ella en particular, el evangelio dice que Jesús había expulsado siete demonios.   

Demonios, espíritus malignos, espíritus impuros o inmundos son distintas formas de nombrarlos que encontramos en la Biblia para estos seres. Se los considera seres personales, no simplemente fuerzas o energías negativas.   

¿Qué significa que María Magdalena había estado poseída por siete demonios?

Iniciemos por sentar una premisa para entendernos: "La Biblia se explica con la Biblia". Sólo rastreando y escudriñando en la Biblia otros casos de personas poseídas y liberadas por Jesús podremos intentar acercarnos a lo que fue la situación de María Magdalena. Dos veces mencionan los evangelios que María Magdalena había estado endemoniada (Lucas 8:2 y Marcos 16:9). Pero estos pasajes no nos acercan el relato de la liberación. Debemos recurrir a otros casos narrados en los evangelios para desentrañar a quiénes se consideraba personas poseídas según la mentalidad de esos tiempos. 

Los relatos sobre liberación de personas endemoniadas, según Marcos en su evangelio,  son los siguientes: a) Marcos 1:23...28; Marcos 5:1...20; Marcos 7:24...30; Marcos 9:14...29. 

Leyendo estos textos podemos observar que muchas veces están juntas la posesión demoníaca y las enfermedades. Pero no cualquier tipo de enfermedades. 

Los poseídos que son presentados delante de Jesús aparecen con gritos y violencia, algunos no pueden hablar, se dice que están enfermos, pero no hay diagnóstico claro, tienen una fuerza física incontrolable, viven en la marginalidad o en los cementerios, las mujeres poseídas están tiradas en la cama sin poder pedir ayuda, hay convulsiones, autoagresión, ideas suicidas, falta de amor. En todo eso se deleitan los demonios.  

El evangelio no dice cuáles de todas estas manifestaciones de la posesión afectaban a María Magdalena. Sólo dice que Jesús expulsó de ella siete demonios.

El número siete, que es el número de la perfección, habla de una situación completa, como una obra finalizada. Por lo inferimos que no había nada de ella que no hubiera sido tomado por esta posesión. Estaba completamente endemoniada. Perfectamente poseída. Vivía en un infierno.

No hay relato de exorcismo, no hay historia clínica. ¿Cuál fue su situación antes de conocer a Jesús? Las narraciones evangélicas nos pueden hacer pensar en alguna enfermedad mental, un desequilibrio, depresión severa o… lo que desee pensar.

No podemos reconstruir la vida de María Magdalena antes de su encuentro con Jesús. Pero si tenía no uno, sino siete demonios, su situación era muy grave. Dado que el evangelio la nombra junto con otras mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades, tenemos que pensar en alguna enfermedad grave con algunos de los síntomas que se describen en los otros relatos.

¿Cómo es vivir poseída? ¿Cómo es ser llamada loca, que la gente te dé vuelta la cara, que tu aspecto asuste? ¿Qué les pasa a los que están cerca? ¿Qué se siente cuando pasa el tiempo y el demonio no se va? Todas estas y aún más preguntas, son valederas hacerse.   

Jesús sacó a María Magdalena de este infierno en el que ella vivía. Ella, entonces, reencaminó su vida siguiendo los pasos del Maestro. 

Ella estuvo con el primer grupo de los discípulos a orillas del lago de Galilea, hizo con Jesús el camino hasta Jerusalén y subió con él al Calvario (Marcos 15:40…41), contempló el lugar donde era sepultado (Marcos 15:47) y fue la primera que llegó hasta la tumba el domingo por la mañana. Por ello podemos deducir que ella sentía un afecto muy tierno por su maestro, y por eso, cuando el sábado hubo pasado, no podía soportar permanecer inactiva, sino que fue, al romper la mañana, con el deseo de obtener algún consuelo del lugar. 

Su amor y fe por Jesús debería de haber sido tan profunda, que Jesús la galardono e inmortalizó como la anunciadora según el relato:
“El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Jesús le dijo:
- ¡María!
Ella lo reconoció y le dijo en hebreo:
- ¡Raboni! ¡Maestro!
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras” (Juan 20:1, 16, 18)

Esta ex endemoniada es la primer testigo y anunciadora de la resurrección de Jesús. 

Cualquiera se pondría del lado de los discípulos, a los que estas palabras les parecían como desatinos y no le creían (Lucas 24:11). 

¿Un muerto vuelto a la vida al que se puede ver y escuchar? Era más fácil creer que los siete demonios habían regresado y que María Magdalena estaba trastornada otra vez.

Jesucristo resucitado no buscó elementos que dieran credibilidad a una noticia ya de por sí increíble. La confió a mujeres, que no estaban calificadas para atestiguar en juicios públicos. Y encima, la mujer más relevante de este grupo probablemente había estado loca. 

Así es el amor sanador y liberador de Jesús. No sólo expulsa el mal que nos atormenta, sino que también nos hace sus amigos y amigas, comunicándonos la plenitud de su Vida.

Amada o amado lector/a, ¿Cómo estás? ¿estas afligido/a? ¿Tienes problemas y no le hallas solución? Prueba buscar a Jesús y Él te ayudara, Jesús nos dice: CLAMA A MI Y YO TE RESPONDERE 

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