No Es La Cantidad, Es Lo Que Tu Hagas


Dios no mide a sus hijos por la cantidad de horas que pasan en la iglesia o por la cantidad de horas que pasan en oración y no con esto estoy menospreciando o haciendo menos importantes estas acciones, pero es que debemos estar claros que Dios empieza a medirnos sobre la base de los resultados que produce la aplicación de su Palabra en nuestras vidas y en los que nos rodean.  

En otras palabras, Dios quiere ver que su Palabra cobre vida siendo ahí en donde entra la cuestión de la fe y el estar seguros que el Señor siempre nos ve.

Lucas 17:5…6 “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.”

Estamos en tiempos donde todos pasamos por momentos difíciles, todos pasamos por situaciones o condiciones que nos afectan y a veces quisiéramos que Dios hiciera de nosotros gente que pudiera ser un gigante de la fe para ver las situaciones cambiadas, pero eso no solo le pasa a usted, sino que a mí también; es un elemento en nuestras vida que va muy ligado a nuestras expectativas por una vida mejor y cómo podemos ver en el evangelio de Lucas, los apóstoles también tuvieron esa idea en algún momento.

En este evangelio, leemos y nos enteramos que los apóstoles pensaron que la cantidad de fe que tenían no era suficiente para ser apóstoles y así que pudieran cambiar las circunstancias, las situaciones adversas, por esto se acercan y le dicen a Jesús: ¡Señor, auméntanos la fe! Seguramente en algún momento hemos pensado que una equis situación es más grande que mi fe, pero vemos la respuesta del Señor.

Y en medio de esas ansias muy legitimas por parte de los apóstoles, el Señor responde: “Si tuvieres fe como un granito de mostaza”, es una respuesta que sorprende, nos ubica donde nuestro pensamiento y nuestra idea debe estar, ellos tenían a igual que Usted y yo, la cantidad de fe que necesitaban tener, el Señor los ubica y los lleva a entender, cuando tenemos una sólida confianza en el poder y la palabra de Dios, entonces la circunstancia obedece y cambia.

Ante la eventualidad que puedas estar enfrentando, aun en las circunstancias más difíciles podemos decir: ¡Señor, auméntanos la fe! pero escuchamos la respuesta del Señor, no es la cantidad, es la confianza absoluta.  

Es la convicción, la certeza que se pueda tener en el poder de Dios, aunque al ojo humano nos parezca difícil, si hay una solidez, una firmeza en creer que Dios es capaz por su poder, no por la cantidad sino por su poder que obra para cambiar, la situación, por difícil que se vea, cambiará porque lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios.

Muchos suelen en circunstancias difíciles preguntarse: ¿y Dios me vera? ¿se acordará de mí?

Juan 5:3…9 “En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”

Estos versos de la Palabra nos ayudan a caminar confiados en Dios, cuentan de una multitud que esperaba gracia de parte de Dios, no se sabe el número exacto, pero dice que era una multitud, pensemos por un momento cuantos pensamientos y emociones encontradas habían en ese lugar en aquel instante, emociones propias de cada afectación causada por una enfermedad o efecto psicomotor en cada enfermo, a eso auméntele la ansiedad que produce una expectativa de lograr una oportunidad única en medio de toda una muchedumbre que la esperaba lograr.

Cada cierto tiempo el agua se movía y uno sólo de ellos podía alcanzar su gracia cuando eso ocurría, leemos en particular de un hombre que hacía treinta y ocho años estaba esperando allí con su enfermedad, piense tan solo que ha hecho usted en los últimos treinta y ocho años y si no los tiene piense en su vida; aquel hombre tenía trece mil ochocientos setenta días esperando, con el anhelo, el deseo, de que Dios se acercara, de que el agua se moviese para él en algún momento, debió ser agónico. Treinta y ocho años de esperar con fe.

No sé de cuánto tiempo ha sido tu espera, pero con toda certeza y toda seguridad que cuando Jesús nos ve en medio de una multitud es para que veamos la extensión de su gracia y su bondad, Él se condolió por este enfermo que vivía por debajo de las posibilidades que se le había dado para vivir.

No importa lo que estés pasando, si has estado esperando con ansias y verdadera fe que el Señor aparezca en tu camino, en tu problema, hoy Él te está viendo, ve tu dolor, tu enfermedad, tu necesidad, pero alégrate, llegó el tiempo de la sanación, de la sanidad.

Dios no nos abandona, no sé el tiempo ni el momento, pero se acercará a tu vida y tocará lo que deba ser tocado, para Él no hay tiempo, lo importante es que el Señor te está viendo y si Él te está viendo es porque su gracia no se ha cortado, podemos cantar, adorar, glorificar, cree, confía en que Él te puede tocar.

Cuando vio al enfermo le preguntó si quería ser sano y este hombre racionalizó su respuesta, porque muchas veces estamos en una iglesia, pero no queremos recibirle, estamos en un lugar de sanidad, pero no queremos ser sanos, estamos oyendo, pero no queremos oír…

Dios te pregunta hoy ¿Quieres ser sano? ¿Quieres ser libre?

Jesús no le estaba preguntando si la gente lo metía o no en el agua, sino si Él quería ser sano, porque hasta ese momento, su vida giraba en torno a otros… y no es que otros oren por ti, otros te traigan a la iglesia, es momento de que te levantes activando tu fe para que veas su gloria descender a tu vida.

Jesús le respondió que era tiempo de que se levantara, es tiempo de que actives lo que Él ha puesto dentro de ti, lo más importante de este planeta, el Espíritu Santo, dice la escritura que este hombre fue sano, bendito sea su nombre.

Bueno ¿y ahora?

Vuelve a leer:

Jesús le respondió que era tiempo de que se levantara, es tiempo de que actives lo que Él ha puesto dentro de ti, lo más importante de este planeta, el Espíritu Santo, dice la escritura que este hombre fue sano, bendito sea su nombre.

Comprende, actúa y en el Nombre de Jesús se sano.

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