Las Mosquitas Muertas Son Un Peligro


Podemos estar rodeadas de este tipo de personas, sin advertir su peligroso actuar, porque lo disfrazan con una postura especialmente ingenua y dulce. Pero, de pronto, esa indefensa criatura, despliega sus alas de murciélago y abre la boca inesperadamente hedionda.

Eclesiastés 10:1 “Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista…”

El otro día con mi esposa hablábamos de las personas que tienen cara de mosca muerta. De esas que se ven inocentes, que aparentan ser santas, pero en que en verdad son unas diablas.

Hay un tipo de persona que, en nuestro país, siempre se ha llamado "mosquita muerta". Hasta donde yo sé, la referencia viene de raíz española. Pero no tengo la menor idea de quién fue la primera mosquita muerta de la historia o cual es el origen de este prototipo en el folklore popular.

Básicamente, una mosquita muerta es una persona de perfil bajo. Más bien diseñada como víctima, físicamente imperceptible, de expresión triste, ingenua, algo boba, inofensiva. Y el saber popular señala que "esas son las peores".

¿De dónde sacamos estas cosas?

Las hemos escuchado en voz baja, de labios de nuestra madre, padre, abuelos o alguna tía. Son frases que oímos desde niños. Uno, con los años, comprueba que el mito de la mosquita muerta se basa en algo real: esa indefensa criatura, que de pronto, despliega sus alas de murciélago, abre la boca aparentemente inofensiva y le brotan colmillos de vampiro, vuela como un buitre sobre sus víctimas moribundas y entonces se convierte en lo que verdaderamente es: un potente depredador de personas.

A través de la vida, cualquier persona a experimentado las heridas que propicia una mosquita muerta, mosquitas que hallas entre amigos, en el trabajo, en la comunidad, en la iglesia y en todo grupo social. Y como detalle de su aparente figura inofensiva la calificamos como “mosquita”, así, en diminutivo porque aparenta ser físicamente frágil.

Generalmente habla suave, parece ingenua y de bajo perfil, pero que es capaz de desplegar sus alas para conseguir sus objetivos a toda costa e incluso quitarte tus méritos. Si tienes a tu lado alguien así… ¡cuidado! puede ser una “mosquita muerta”, ese espécimen ingenuo, suave y dulce, tan inofensivo como una mosca muerta, pero que en el fondo puede ser peligroso y muy dañino, convirtiéndose en un verdadero depredador de energía.

Podemos estar rodeadas de este tipo de personas, sin advertir su peligroso actuar, porque lo disfrazan con una postura especialmente ingenua y dulce. Y muchas veces nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde y el daño ya está hecho. Son personas de doble cara, de doble ánimo.  

A continuación, te presento características de una “mosquita muerta”, que te ayudarán a reconocerla. ¿Tienes a alguna rondándote? O peor aún, ¿eres una de ellas?

              Fingen ser frágiles.
              Hablan con voz dulce y tienen una mirada similar a la del gato con botas.
              Es una persona de bajo perfil.
              A partir de la nada o de algún motivo aparente, llora, con lágrimas de cocodrilo.
              A pesar de verse calladitas o retraídas, en el fondo son personas, que siempre quieren ganar. Con disimulada destreza y fingiendo inocencia, logran, por ejemplo, cosas que van desde quedarse con el pedazo de pastel más grande, colarse en la fila para comprar o pagar, hasta armar un show para que las atiendan primero o para que las miradas vayan a ella.
              Dicen ser tu confidente, pero usan tus secretos para perjudicarte. Muchas he conocido que se han quedado con el empleo de su amigo o amiga.
              Son de acciones malintencionadas y de comentarios sutilmente venenosos, a primera vista pasan desapercibidos, porque los disfrazan de consejos amistosos y de una desinteresada preocupación. Sin embargo, esos comentarios o actitudes simplemente responden a envidia. Si las encaran por esto, responden con la típica frase “es que no sabía que te podía molestar”.
              En la oficina les fascina hacerse las víctimas frente al jefe, a quien le cuentan toda clase de penurias, para lograr todo tipo de concesiones. Y eso cuando no están mal informando a sus compañeros. En general van por la vida como víctimas.
              Les encanta dar consejos frente a un supuesto mal actuar de un compañero de trabajo, con mucha ternura y empatía.  Sin embargo, después no tienen empacho para acusarlo con el jefe.
              Se visten en forma recatada y ponen cara de tontos cuando les conviene.
              Pese a su actitud aparentemente recatada, no tienen escrúpulos a la hora de coquetear disimuladamente con un superior para lograr un puesto nuevo y que desea, incluyendo el tuyo. Si las descubren, lo niegan hasta la muerte.
              No soporta ver a una persona feliz y necesita siempre aguarle la fiesta.
              Pretenden hacerse la buena gente, siempre que las circunstancias lo requieren y luego, inocentemente, cambian los planes.
              Ante las denuncias de los demás frente a sus conductas, responden “no me di cuenta”, “no fue mi intención” o “no lo hice con premeditación”.
              Pese a cultivar un bajo perfil, les encanta ser el centro de atención, pero para pasar inadvertidas, se hacen las tontas, las buenas y las suaves.


Me encontré con una definición, que deseo compartirla pues me parece que ella por si sola dice todo:
              Mosquita muerta: aquel animal que se ve indefenso, sobre todo muerto, pero anda a saber lo que hizo mientras estaba vivo, de seguro dejó larvas por ahí que pronto serán otras moscas muertas y la verdad lidiar con esa gente no vale la pena.
Estas personas son desgastantes, porque te chupan la energía, tu tiempo, tu motivación y entusiasmo, que justo a ellos les falta. Ellos están vacíos y buscan llenar este hueco con tu amistad, relación, o compañía. Este tipo de personas te cansan, te aburren, limitan la conversación y tienes que darles ánimo constantemente, a costa de tu propia energía, porque ellos la despilfarran con sus pensamientos derrotistas que no los lleva a ningún lado.

No siempre es posible alejarse de una persona tóxica, a veces es por trabajo y otras porque se trata de alguien que queremos, sea familia o pareja. Si vas a convivir con una persona así de tóxica prepárate: En primer lugar, toma una respiración o varias antes de estar con esta persona. Toma aire, para cargarte de energía y pensamientos positivos y así podrás pensar mejor. En segundo lugar, te aconsejo que elabores una protección para ti. Ora por esa persona y cúbrete con la sangre de Cristo y en tercer lugar intenta cambiar el tema. Sí, así de sencillo. A esto se le llama “estado separador”. Si la conversación está tomando un camino peligroso de tensión, alteración, en contra de alguien, lo que conviene es hacer “un estado separador” y esto es cambiar el tema sutilmente. Si se está hablando de política y la persona se está exaltando, pues cambia el tema a algo totalmente diferente, de esta manera se apagan inmediatamente las emociones alteradas y surgen otras emociones más favorables. Si es necesario cambiar el tema varias veces, hacerlo con sutileza para no caer en el juego de una confrontación innecesaria.

Nunca olvides que tu eres comprado con la sangre de Jesús derramada en la cruz, eres luz, la luz del Cristo que ilumina tu alma y emanas el olor del creador, perfume que nunca será igualado… pero ¡NO OLVIDES! “Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista…” cuídate y si no es necesario convivir con ellos lo mejor es 1 Corintios 5:11 RV "Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis." Porque toda mosquita muerta, tiene parte de cada uno de esos defectos y aún más, por lo tanto, nuestro consejo: de ellos cuidémonos y lo mejor ni nos juntemos.





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