Lucas 19:1...10 RV1960 "1 Habiendo entrado
Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado
Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era
Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y
corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar
por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y
le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en
tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto,
todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis
bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo
cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por
cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Es necesario preguntarnos dos cosas, según el
contexto en el cual Lucas ubica el relato anterior: ¿Por qué solo este
evangelio que relata la historia de Zaqueo? ¿Por qué ubica el autor esta
historia en este lugar específico?
En el capítulo anterior, Lucas habla del
encuentro de Jesús con el hombre conocido como “el joven rico” (Lucas 18:18…30),
con lo cual podemos establecer un paralelo entre ellos: uno, aceptado por la
comunidad como buen judío, cumplidor de la ley y fiel a su país y el otro tal
vez igualmente rico, pero en su condición de publicano (es decir, un recaudador
de impuestos para Roma), era considerado por la comunidad como un despreciable
pecador, estafador y colaborador del enemigo.
En el relato pareciera que Jesús está un alto
innecesario en Jericó, donde decide tener un encuentro con un hombre, tal vez
el hombre menos adecuado para que un maestro se reuniera y hasta comer en su
casa. Por eso la murmuración del pueblo
al verlo entrar en la casa de alguien sin prestigio. Zaqueo, por su iniciativa,
estaba decidido a ver a Jesús a su paso por la ciudad, por lo que decide subirse
a un árbol grande y frondoso para ver pasar a Jesús, una posición incómoda y
poco digna, que nos muestra la intensidad del deseo de Zaqueo por siquiera ver
pasar a Jesús. Cuando éste lo ve montado
en el árbol, le dice “...desciende, date prisa porque hoy estaré contigo”. entonces obedece presuroso, feliz de dar la
bienvenida en su casa a un personaje tan importante, seguramente sin tener ni
idea de lo que esto significaría en su vida.
Es interesante ver la diferencia entre la
actitud de Zaqueo, quien reacciona frente a Jesús con un cambio radical y
gozoso en su vida y el joven rico, quien se retiró triste al reconocer que no
podía hacer lo que Jesús le demandaba para seguirle.
La acción de Zaqueo desnuda la fricción tan
notoria que se evidencia en el evangelio de Lucas entre los que se sentían
buenos y aprobados por el pueblo y por Dios (en especial los escribas, fariseos
y principales del pueblo) y aquellos que se acercaban a Jesús y que no se
sentían o no eran vistos como dignos de acercársele y hablar con Él. Por eso se entiende la reacción del pueblo en
el verso 7, donde se les ve murmurando y quejándose porque, según la moral de
ellos, no era correcto que Zaqueo recibiera semejante honor o gratificación alguna
por parte de Jesús, a igual como pasó cuando una mujer considerada pecadora
derramó aceite perfumado sobre los pies de Jesús (Lucas 7), o el episodio
relatado por Jesús mismo, entre otro publicano y un fariseo y que Lucas
registra muy intencionalmente (Lucas 18:9…14).
Después aparece el meollo de la historia, la
enseñanza que Lucas quería enfatizar en este encuentro entre Jesús y el
despreciado recaudador de impuestos. No
queda claro si Zaqueo se pone de pie en respuesta a los cuestionamientos que se
le hacen a Jesús o si lo hace al serle revelada la Palabra y alcanzar
salvación, pero cualquiera que haya sido la razón, se pone de pie y anuncia que
restituirá e indemnizará materialmente a quienes robó y oprimió. Así, Zaqueo se compromete públicamente frente
a Jesús y de todos los demás testigos, a dar la mitad de todos sus bienes a los
pobres y devolver cuatro veces lo robado a sus víctimas.
Lo anterior nos puede servir como el marco de
un modelo para el desarrollo de una ética profesional cristiana, iniciémonos
preguntándonos: ¿Qué podemos aprender de Zaqueo y su decisión? ¿Cómo nos puede
aportar su experiencia al desarrollo y la vivencia de una ética bíblica que
guíe nuestra manera de pensar y de actuar?
¿Qué desafíos nos plantea Zaqueo?
Iniciemos por resaltar que Zaqueo no actúa bajo
alguna presión de Jesús; él no es llevado por Jesús a tomar la decisión que
tomó, sino que por su propia iniciativa decide entregar la mitad de sus bienes,
a diferencia del joven rico, a quien Jesús sí le pidió que entregara sus
riquezas a los pobres y quien al final decide no hacerlo.
Zaqueo, por el contrario, lo hace por
iniciativa y voluntad propia, no por mandato de Jesús, lo cual nos apunta a
señalar que, como cristianos, nuestra ética profesional y personal no puede ser
vista como imposición, sino debe ser una decisión espontánea, producto del encuentro
con Jesús, ya que es imposible que un verdadero encuentro con Jesús nos deje
como lo que éramos antes de que se diera.
Un encuentro con Jesús debe causar un cambio inmediato y radical en
nuestro pensar y actuar.
Zaqueo no hace un regalo a Dios para
extorsionarlo, como muchos hombres ricos hacen, que entregan lo que han
obtenido deshonestamente, pensando así que pueden seguir cometiendo sus
fechorías en un futuro y pensando que son absueltos de sus errores pasados.
Zaqueo decide dar la mitad de sus bienes a los
pobres y no solo está dispuesto a dar por satisfacción personal, sino que
demuestra que cambia de ser un lobo. Y mientras corrige los defectos que antes
había cometido, renuncia las prácticas perversas para el futuro, dándonos
ejemplo de despojarnos para ayudar a los necesitados y hacer el bien a nuestro
prójimo siempre.
Así las cosas, podemos darnos cuenta que Zaqueo
nos plantea por lo menos tres retos que nos pueden guiar en el desarrollo de
una ética para nuestro desempeño profesional:
·
Primer reto: La Entrega.
Zaqueo nos presenta una entrega desinteresada,
porque al encontrarse con Jesús y en una acción puramente voluntaria, decide
entregar la mitad de sus bienes a los pobres.
Este hombre pudo haber entregado solo el
diezmo, las primicias o cualquier porcentaje que hubiera querido y que no
afectara su fortuna, pero su encuentro personal con Jesús lo llevó a entregar
la mitad de sus posesiones, entrega que podemos calificar de desinteresada
porque evidentemente no estaba esperando nada a cambio. Después de declarar su decisión, Zaqueo no
dice nada como “Jesús mira lo que hago por ti” ni nada parecido.
Se ve el desinterés de Zaqueo y a diferencia
del joven rico, que se acerca a Jesús con el fin de hacer con Él una especie de
negociación para ganar la vida eterna, Zaqueo decide entregar la mitad de su
riqueza sin importar qué recibirá a cambio, simplemente como resultado de
haberse encontrado con Jesús.
Es en esto, donde el ejemplo de este hombre
debe tocar nuestras vidas, las que deberían mostrar una entrega generosa y
desinteresada, para que nuestros actos sean siempre para glorificar a Dios, sin
esperar recompensa, aun sabiendo que está en su momento llegará, pero sin que
esa sea nuestra motivación. Estamos
llamados a estar siempre dispuestos a seguir a Cristo, a poner nuestros deseos
y anhelos en sumisión a la voluntad de Dios.
Tan solo pendemos en ¿Cómo sería de diferente
nuestra sociedad si existieran más hombres dispuestos a anteponer las
necesidades de otros a sus anhelos personales, con capacidad de dar todo por
Dios y por los necesitados? ¿Cómo serían
las cosas si en el ejercicio de nuestras profesiones tuviéramos en cuenta al
pobre y al necesitado, al menos en el mismo nivel que nuestros deseos y
beneficios personales?
Así es como un verdadero encuentro con
Jesucristo nos debe llevar a ser personas de entrega, y nuestra vida llena de
acciones desinteresadas para Dios, su reino y para nuestro prójimo, sobre todo
el más necesitado.
CONTINUA PROXIMA SEMANA
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