Segundo Reto: La Transparencia.
Zaqueo al declarar que lo defraudado lo
devolvería, se está exponiendo públicamente a ser investigado, lo que muy pocos
ahora aceptan. Exponerse públicamente a una investigación, es estar dispuesto
al escarnio público, sígnica estar seguro de no esconder nada, es ser
transparente, tanto delante de Dios como de los demás y creo que muy pocos
estamos dispuestos a eso, a no tener nada que esconder, a dejar que otros nos
escudriñen, a que miren si hemos obrado mal, aun sabiendo que sí lo hemos
hecho.
Zaqueo, aun sabiendo que sería juzgado y
criticado por haber obrado mal, se dispone a ser transparente, porque su
encuentro con Jesús transformó no solo su conducta pública sino hasta su forma
de actuar en lo secreto. Ese encuentro transformó su mente y la pecaminosidad
de su conducta, por lo que decide cambiar y empezar a vivir honestamente, aun
pagando costos altos y dolorosos, como el de ponerse ante los ojos públicos
para ser juzgado.
Congruente con la enseñanza en Lucas 12:
“Porque no hay nada encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no
haya de saberse”; creo que un punto importante que Lucas quiere recalcar en sus
lectores es la transparencia, esta es necesaria en nuestros actos, aun cuando
traiga consecuencias personales como la de ser expuestos públicamente a ser
juzgados. Zaqueo nos deja en este
respecto un desafío grande: el que nuestros actos sean evidentes a los demás,
estando dispuestos a rendir cuentas a otros, a no tener cosas ocultas, a ser
transparentes y poder así mirar a los demás hombres a los ojos, sin nada que temer.
En el hacer diario de cada quien, sobre todo
para nuestro carácter es de bendición saber y poder decir que nos pueden
escudriñar, que pueden mirar nuestra vida, que no hay secretos profundos, ni
cosas escondidas, que ante Dios estamos a cuentas y que no debemos nada a
nadie; que podemos ser objeto de estudio y escrutinio. ¿Cómo sería nuestra
sociedad si todos fuéramos más transparentes?
Tercer Reto:
La Restauración.
Zaqueo fue más allá del exponerse a ser
investigado públicamente, porque al decidir restituir y aun indemnizar a
quienes había defraudado, es probable que se estuviera exponiendo a tener que
entregar la otra mitad que le quedaba de su riqueza.
Él se compromete a devolver cuadruplicado el
monto de lo que había tomado deshonestamente, haciendo con ello más de lo que
demandaba la ley mosaica, la cual obligaba a devolver cuadruplicado o hasta
quintuplicado solamente lo que se hubiera robado violentamente (Éxodo
22:1). Si se trataba de un robo
ordinario y no se podían devolver las cosas robadas, había que pagar el doble
de su valor (Éxodo 22:4…7), pero si se confesaba el robo y se hacía restitución
voluntaria, había que devolver el valor de lo robado más una quinta parte
(Levítico 6:5; Números 5:7).
Este hombre está dispuesto a hacer más de lo
que demandaba la ley y a mostrar con sus obras que había sufrido una seria
transformación a partir de su encuentro personal con Jesús.
Este es el desafío que nos deja Lucas: debemos
estar dispuestos a restituir y a resarcir a quienes hayamos ofendido o a
aquellos de quienes hayamos abusado. No
importa el costo de la restitución; debemos estar dispuestos a hacerlo, cueste
lo que nos cueste.
Un verdadero encuentro con Jesús nos debe
llevar a estar dispuestos a entregar todo por amor de su nombre, por querer
agradarlo y por querer estar a paz con nuestros hermanos.
Vemos a Zaqueo no sólo dispuesto a entregar la
mitad de lo que poseía; lo vemos en realidad dispuesto a entregar todo por
Jesús. Cuando nos encontramos con Él,
debe haber una evidencia palpable del efecto de ese encuentro, porque la
conversión no se demuestra con palabras solamente sino también con hechos.
Para nosotros como profesionales que hemos
encontrado a Jesús, es de suma importancia recordar este principio de estar
dispuestos a resarcir a quienes hayamos agraviado, porque el perdón está
acompañado de la restitución, de la entrega y de estar dispuestos a perder por
causa de Jesús, lo que, en honor a la verdad, nunca será en realidad una
pérdida.
Leo a diario e igualmente veo los noticieros y
cada día me convenzo más y más que nuestras realidades sociales son cada vez
más iguales, que la brecha de riqueza y pobreza es cada vez más grande, que los
profesionales hemos ido a una universidad y como que sacamos títulos de
ladrones y estafadores… ¿Qué suena duro?... Disculpe amigo y hermano lector,
pero así es de dura nuestra verdad, así es de dura nuestra realidad.
¿Cómo serían las cosas en nuestros países si
todos estuviéramos dispuestos a restituir a quienes hemos hecho el mal? ¿Cómo
cambiarían las cosas si el pedir perdón viniera acompañado de un propósito de
restitución y no del simple olvido?
Me impresiona reflexionar sobre Lucas 12:20RV
"Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que
has provisto, ¿de quién será?”
Hay tanta pasividad, hay tanto silencio
cómplice, hay tanta hipocresía religiosa, en fin, hay tanto de todas señales
del fin, que indudablemente estamos viviendo en los últimos tiempos, pero ello
no significa la perdición, no, por el contrario, esforcémonos por vivir a
Jesús, ese Jesús que al ver la actitud y las decisiones de Zaqueo, hace dos
cosas muy importantes:
1.
Enmarca
todo este evento dentro del contexto de la salvación cuando le dice en el
versículo 9: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. Eso es precisamente lo
que hace Jesús, es decir, traer la salvación a una familia a través de un
hombre dispuesto a entregar y entregarse, a ser transparente y a restituir, porque
la llegada de la salvación a la vida de una persona se manifiesta con actos
específicos con un profundo deseo de restituir el daño causado y de cambiar su
vida y sus actos.
2.
Es
importante notar cómo le devuelve Jesús la dignidad a Zaqueo, restituyéndolo a
su posición como Hijo de Abraham. Como
consecuencia, ya no sería más despreciado, rechazado o juzgado, porque a raíz
de su transformación, su identidad es restablecida y confirmada por Jesús.
¿Qué eso solo le paso a Zaqueo? Así también nosotros,
quienes nos identificamos como cristianos, Los que en otro tiempo estábamos
perdidos en nuestros pecados, ahora hemos encontrado el camino de la salvación
a través de nuestro Señor Jesús y la restauración de nuestra dignidad al ser
elevados a la condición de hijos de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario