Muchas
personas en su pasado han sido estigmatizadas como frases como “No sirves para
nada” o algo que se le pareciera, Muchos esas pocas palabras, cuatro nada más,
fueron las que escuchó de labios de su padre cuando era niño siendo este el
motivo que iniciaba el proceso de renuncia a buscar una vida diferente a la que
llevaba. Se daba por vencido fácilmente. Ante cualquier error, lo criticaban e,
invariablemente, le decían: “No sirves para nada”. Hoy, ya adulto, esa frase lo
sigue hiriendo y lo lleva a huir…
Quizá
su pasado — desde la niñez — estuvo marcado por el fracaso.
¿Debería
ser así por siempre?
Cien
por ciento seguro que no.
Dios
nos conduce a un estado de crecimiento que ninguna ciencia humana puede lograr.
Pero hemos de creer en Él, aceptarlo y aguardarlo en la fe de que Él obrará; si
se lo permitimos, el Señor sana nuestro mundo interior, nos permite superar
traumas y, además, iniciamos una vida distinta, llena de oportunidades.
El
proceso de transformación inicia cuando le permitimos a Dios que entre a
nuestra vida y nos cambie. La Biblia nos llama en ese momento que somos una
Nueva Criatura.
La
nueva criatura se describe en 2 Corintios 5:17: "De modo que, si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas".
Las
palabras "de modo que" son la consecuencia de los versículos 14…16
donde Pablo nos dice que todos los creyentes han muerto con Cristo y ya no
viven para sí mismos. Nuestras vidas ya no son de este mundo; ahora son
espirituales. Nuestra "muerte" es la de la vieja naturaleza
pecaminosa que fue clavada en la cruz con Cristo. Fue sepultada con Él, y así
como Él fue resucitado por el padre, así también nosotros somos levantados para
"andar en vida nueva" (Romanos 6:4). Esa nueva persona que fue
levantada es la que Pablo menciona en 2 Corintios 5:17 como la "nueva
criatura".
Para
entender la nueva criatura, primero debemos entender que en realidad es una
creación, algo creado por Dios. Juan 1:13 nos dice que este nuevo nacimiento se
produjo por la voluntad de Dios. No dice que Dios limpió nuestra vieja
naturaleza; Él creó algo totalmente fresco y único. La nueva creación es
completamente nueva, traída de la nada, al igual que todo el universo fue
creado por Dios, de la nada.
Sólo
el creador puede lograr tal hazaña.
Nos
dice que "las cosas viejas pasaron". Lo "viejo" se refiere
a todo lo que es parte de nuestra vieja naturaleza, el orgullo natural, el amor
al pecado, la confianza en las obras y nuestras opiniones, hábitos y pasiones
pasadas. Más importante aún, lo que amábamos ha muerto, especialmente el máximo
amor a uno mismo y con ellos la jactancia, la autopromoción y la autojustificación.
La
nueva criatura ve externamente y pone su mirada en Cristo en lugar de verse
interiormente a sí mismo. Las cosas viejas murieron, se clavaron en la cruz con
nuestra naturaleza pecaminosa.
Al
igual que ha pasado lo viejo, "¡lo nuevo ha llegado!".
Las
cosas viejas y muertas se reemplazan con cosas nuevas, llenas de vida y de la
gloria de Dios. El alma del recién nacido se deleita en las cosas de Dios y
aborrece las cosas del mundo y de la carne. Nuestros propósitos, sentimientos,
deseos e ideas son frescos y diferentes. Vemos el mundo de manera diferente.
La Biblia
parece ser un nuevo libro, y aunque la hayamos leído antes, hay una belleza en
ella que nunca vimos antes, y que nos maravillamos de no haber percibido. Toda
la imagen de la naturaleza nos parece diferente, y parece que estamos en un
mundo nuevo. Los cielos y la tierra están llenos de nuevas maravillas, y todas
las cosas parecen que ahora cuentan las alabanzas de Dios. Hay nuevos
sentimientos hacia todas las personas, una nueva clase de amor hacia la familia
y amigos, una nueva compasión que nunca antes se sintió por los enemigos y un
nuevo amor por la humanidad. El pecado al que una vez nos aferramos, ahora
deseamos que se aleje para siempre. Nos "despojamos del viejo hombre con
sus hechos" (Colosenses 3:9), y nos vestimos del "nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Efesios 4:24).
¿Qué
pasa con el cristiano que sigue pecando?
Hay
una diferencia entre seguir pecando y seguir viviendo en pecado. Nadie alcanza
la perfección de vivir sin pecado en esta vida, pero el cristiano redimido está
siendo santificado (hecho santo) día a día, pecando menos y odiando más el
pecado cada vez que falla.
Sí,
todavía pecamos, pero en la medida que maduramos lo hacemos involuntariamente y
con menor frecuencia. Nuestra nueva naturaleza odia el pecado que todavía tiene
poder sobre nosotros. La diferencia es que la nueva creación ya no es esclava
del pecado, como fuimos anteriormente. Ahora somos libres del pecado y ya no
tiene poder sobre nosotros (Romanos 6:6…7). Ahora estamos empoderados por y
para la justicia. Ahora tenemos la opción de "dejar que el pecado
reine" o considerarnos "muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús" (Romanos 6:11…12). Lo mejor de todo es que ahora tenemos el
poder de elegir.
La
nueva creación es una cosa maravillosa, formada en la mente de Dios y creada
por su poder y para su gloria.
La
pregunta es: ¿Esta Usted viviendo como nueva criatura?
S.A.G.
– 30 – OCT – 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario