El
internet trajo cosas buenas como poder llevar el evangelio donde no había
llegado, sin embargo; así como hay quienes predican un mensaje real, hay otros
que predican uno falso y sea uno u otro en Internet tienen la misma oportunidad.
Cualquier persona puede ser predicador y ser conocido en internet, pero
realmente no sabemos quiénes son. El peor enemigo de la Iglesia son las
personas que tienen un título de cristianos, pero no lo son. Mateo 7:15 dice
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces.” Jesús usa el ejemplo del lobo para mostrarnos
cómo vendrían nuestros mayores enemigos.
Paradójicamente,
los tiempos de mayor crecimiento en la Iglesia han sido los tiempos de
persecución, porque en la comodidad vivimos en aturdimiento y nos volvemos
blancos fáciles de atacar.
Judas
1:3…4 dice “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de
nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que
contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían
sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a
nuestro Señor Jesucristo.”
Estos
versículos nos comparten el gozo por la salvación, sin embargo, trae un tema
importante a la mesa: defender la fe por el pueblo santo. Judas muestra como
dentro de la misma congregación, existen los falsos profetas. A estos falsos
profetas, se les llamaba de esta manera debido a que, en su contexto era lo que
la Iglesia conocía, es decir escuchar a Dios a través de los profetas. Jesús
nos advirtió que existirían falsos predicadores, amigos, cristianos y de lo
difícil que sería distinguirlos
¿Cómo
hacemos para evidenciar a estos falsos?: debemos preguntarnos, ¿Qué hacen?
¿Cuáles son sus frutos? ¿Cuál es su carácter? Debemos aprender que los hace
falsos, para no convertirnos en uno de ellos.
Mateo
7:16 nos enseña que los podemos reconocer por sus frutos, es decir, por la
manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos
de los cardos?” Sin embargo, hoy en día muchas veces prestamos nuestros oídos a
personas que no conocemos mucho menos sus frutos.
Las
redes sociales no nos reflejan si la persona es aprobada o no por Dios, como no
podemos creer que las Iglesias grandes solo por su tamaño son afirmadas por el
Señor. Ni la cantidad ni el tamaño son malos en sí mismos, pero no debemos olvidar
que no es tan fácil predicar el evangelio real sin ser rechazado por el mundo,
lo fácil es predicar lo que el mundo quiere escuchar.
No oigamos
a las personas ni por sus seguidores, ni por sus dones, Romanos 11:29, menciona
como los dones son irrevocables, pero aun así puede que no se utilicen de la
manera correcta ni tampoco estos reflejan una vida conforme al corazón de Dios.
Por esta razón, no podemos evaluar el fruto con base a los dones, sino conforme
se nos muestra en la Palabra en Gálatas 5:22: “En cambio, el fruto del Espíritu
es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad” ¿Son estos
frutos del espíritu evidentes en la vida de la persona que escuchas?
Compartimos
puntos acerca del cómo puede lucir un lobo y podamos tener el entendimiento
para no ser engañados.
1. Los
lobos no permiten la cercanía:
Judas
1:16 dice “Estos individuos son refunfuñadores y criticones, se dejan llevar
por sus propios malos deseos, hablan con arrogancia y adulan a los demás para
sacar ventaja”
Los
lobos se jactan de sí mismos, celebran los logros. Todas las ovejas somos
imperfectas, necesitamos de la gracia de Dios, necesitamos ser perdonados. Sin embargo,
los lobos muestran sólo sus virtudes, se muestran inalcanzables, correctos y
pueden querer llegar a sustituir a Cristo como cabeza de la Iglesia.
Muchos
pretenden parecerse a sus pastores. ¡Cuidado Iglesia! Debemos buscar ser como
Cristo, no somos ni seremos perfectos en nuestras fuerzas, más bien busquemos
mostrar cómo Él ha sido glorificado en nuestras luchas.
No
escondamos lo que fuimos, si no que traigamos a la luz quienes somos, las
heridas sanas pueden mostrar cómo Dios puede sanar vidas. A los lobos no les
gusta que nos acerquemos demasiado, porque en la cercanía vemos los errores, y
veríamos su verdadera identidad de lobo.
2. Los
lobos son rebeldes a la autoridad:
No
podemos sujetarnos a una persona que no esté dispuesta a sujetarse, todos
necesitamos pastor, todos somos ovejas. Busquemos personas que sean íntegras,
que se sujeten a sus autoridades y que estén dispuestas a rendir cuentas.
3. Los
lobos tienen un corazón endurecido:
La
evidencia de un verdadero cristiano la podemos ver a través de su capacidad de
reconocer sus errores y su humildad para pedir perdón.
Los
lobos defienden su punto sin importar nada más, niegan todo antes de aceptar su
propio error. Hombres, sacerdotes de la casa, si ustedes tienen la humildad y
el amor para ser el primero en conciliar, eso demuestra su sacerdocio en su
casa. Nuestro amor a Dios se evidencia en nuestra humildad y en aceptar
nuestros errores.
4. Los
lobos hablan verdades a medias:
Nadie
se filtra en una Iglesia con una doctrina totalmente errada, así como dice en
Judas 1:4 “El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos
individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación.
Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a
Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor”
Los
falsos profetas se infiltraron hablando de la maravillosa gracia de Dios, sin embargo,
tienen una verdad unida a una parte de mentira. Una verdad a medias no es una
verdad, se vuelve una mentira. Hoy en día existe una teología que dice salvo
siempre salvo, es correcto que quien es salvo no pierde su salvación, pero el
que es salvo camina con obras que evidencian la salvación, dando frutos de
transformación en su vida personal. Sin embargo, se ha infiltrado en la Iglesia
la idea de que podemos hacer lo que queremos, porque igual somos salvos, lo que
ha provocado en las Iglesias actitudes y obras aberrantes a la luz de la
palabra.
Los
lobos hacen lo posible para que no nos demos cuenta de su real identidad,
tratan de ensanchar el camino angosto, tengamos cuidado con aquellos que
predican un evangelio más de ellos que de Cristo.
El
Evangelio real se trata de lo que Jesús ya hizo: vino al mundo, fue perfecto,
murió en la cruz, resucitó, asciende al cielo y un día vendrá por su Iglesia.
El Evangelio de Cristo dice que vamos a tener aflicciones, que todo va a ser
usado para su gloria y su promesa es que Él no nos abandona en nuestras
aflicciones.
Los
lobos predican más de sus experiencias, de sus logros, de sus sueños, de lo que
hicieron, pero no hay transformación de vida, porque buscan ponerse en el lugar
que le pertenece a Cristo, olvidando que se trata de Él. Los lobos creen que
son la verdad, son intocables y creen que nadie los puede poner en tela de
juicio. Los que creen que son la “santa autoridad” y la “santa verdad”.
S.A.G.
– 28 – ENE - 2024
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