Nos
referimos a individuos que, a pesar de profesar la fe cristiana, mantienen o
practican comportamientos que son contrarios a las enseñanzas bíblicas y a los
principios morales cristianos. Estos comportamientos pueden incluir vicios,
malos hábitos, o la adopción de costumbres que contradicen la fe y aun cuando
parezca contradictorio, usted puede ser cristiano y cargar con un buen número
de malas costumbres.
1ª
Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres”
Este
versículo enseña que las personas con las que acostumbres conversar, te van a
influenciar en tus decisiones, ya sea para bien o para mal, según lo que hables
con ellos. No está hablando de lo que escuchas por ahí, sino de las
conversaciones o compañías que tienes.
Estar
en compañía de alguien, implica conversar, a menos que esa compañía sea un
perro o un gato o un loro, pero si es una persona, implicará conversar. Cuando
tú le dedicas tiempo a alguien para conversar, estarás abriéndole las puertas
de tu mente y eso puede significar que se convierta en una influencia y tú
tomes decisiones en base a esa influencia. Por ello, tienes que cuidar a quien
le dedicas tiempo para conversar.
La
vida tiene sus voces, y ellas nos llevan a tomar decisiones, decisiones que
tendrán consecuencias. Tomar buenas decisiones traerá días de gloria y tomar
malas decisiones nos hará la vida problemática. Ese fue el mensaje de Josué al
pueblo de Dios en el valle de Siquem. El valle de Siquem está en medio de dos
montes, el Monte Ebal, conocido como el monte de las maldiciones y el Monte
Gerizim conocido como el monte de las bendiciones.
Josué
8:30…35: “Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte
Ebal, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como
está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre
las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y
sacrificaron ofrendas de paz. También escribió allí sobre las piedras una copia
de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. Y todo
Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado
del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto
de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba
hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que
Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen
primeramente al pueblo de Israel. Después de esto, leyó todas las palabras de
la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito
en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que
Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las
mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.”
Cuando
dice que Josué leyó todas las bendiciones y las maldiciones, conforme a lo que
está escrito en el libro de la Ley, se refiere a que les leyó lo que está en
Deuteronomio 27 y 28.
Josué
y el pueblo obedecieron e hicieron todo lo que Moisés les había dicho que
hicieran. Note que a cada maldición que escuchaban gritaban ¡Amén!, porque
ellos sabían que la bendición y la maldición dependen de obedecer o no obedecer
a Dios, y ellos querían obedecer a Dios.
Cuenta
la historia previa a este momento: Josué había metido al pueblo a Canaán, la
tierra prometida, y había comenzado con éxito la conquista del territorio
enemigo, habían conquistado con gran estruendo la ciudad de Jericó, una ciudad
amurallada, con muros de más de 7 metros de ancho y 30 metros de alto, con sus
voces hicieron que cayeran los muros y después a filo de espada conquistaron la
ciudad. Después vino la gran derrota en Hai, porque uno del ejército de nombre
Acán, había desobedecido la orden de no tomar nada del botín porque todo sería
una contaminación al pueblo de Dios, y como Acán desobedeció, Dios los entregó
a Hai, que era un pueblo pequeño. Esta fue una gran deshonra para Israel. Después,
Josué, como líder de Israel, se pone a cuentas con Dios, Dios le pide que
elimine al desobediente Acán y vuelven a la batalla con Hai, y ahora obtienen
la victoria. Ellos siguen avanzando en medio de territorio enemigo cuando Josué
detiene al pueblo para hacer lo que Moisés les había pedido:
Note que,
en medio del campo enemigo, Josué detiene la guerra física para hacer la guerra
espiritual. Son ahora un pueblo fortalecido por Dios, han derrotado a dos
pueblos e iban por el tercero, pero llegaron al lugar del mandato: Siquem, la
pradera entre el monte de Ebal y el monte Gezim y decidieron obedecer la voz de
Moisés.

Con lo
anterior aprendemos que aun en medio de nuestros tiempos de batallas es más
importante poner atención a la palabra de Dios que pelear “la batalla de Dios”.
Tú sabes, todas nuestras batallas, si estás en Cristo, son batallas de Dios, si
estás luchando por sostener o mejorar tu matrimonio, si estás luchando por tus
finanzas, o luchando contra las deudas o contra una enfermedad, son las
batallas que Dios te ha mandado a luchar, pero aun en medio de ellas, es más
importante ponerle atención a lo que dice la palabra de Dios que a pelear esa
batalla a la que Dios te mandó. No pienses que si escuchas las voces
equivocadas y tomas las decisiones equivocadas, te vas a librar de las
consecuencias.
La
obediencia atrae el favor y las bendiciones de Dios. Así que te aconsejo: Lee
tu Biblia, pero léela con la verdadera intención de obedecerla, pídele que su
palabra te cambie, te transforme, si no, las consecuencias no serán de gloria,
sino de problemas. La obediencia atrae las bendiciones generacionales.
Obedecer
su palabra garantiza la bendición a tus hijos, nietos, bisnietos y muchas más
generaciones, pero cuando no la obedecemos, estamos poniéndole obstáculos a la
vida de nuestros hijos y nietos. Jesús lo enseñó muy claramente: “Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,
le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” Mateo 7:24…27. Los dos
hombres de la historia escucharon la misma enseñanza, la diferencia no era
conocimiento e ignorancia, la diferencia fue obediencia y desobediencia. La
seguridad y la firmeza en la construcción de nuestras vidas y la de nuestros
hijos vienen por la obediencia a los preceptos de Dios. Somos tan fuertes como lo
sea nuestra obediencia.
Si
quiere ver días llenos de gloria y el favor de Dios, pida que suba a su corazón
el obedecerlo, tener una vida íntegra le hará tener una vida más fácil, una
conciencia limpia le hace sabedor del favor de Dios, por eso la Biblia dice: “Muchas
son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” Salmo 34:19
S.A.G.
- 17 – AGO – 2025 (Estudio No. 849)
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