El Cristiano Y El Lenguaje Inclusivo - Por Saúl Guevara (Estudio No. 854)

 

 


Hay dos cosas fundamentales en las cuales tenemos que estar claros: Dio creó hombre y mujer. Contrario a lo que la gente quiere imaginarse en cuanto a sí mismos, hay dos géneros: masculino y femenino. “Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Genesis. 1:27). Uno, o es hombre, o es mujer.

 Como cristianos debemos ser amorosos y amables con todos (1 Juan. 4:7, 8;1 Corintios 13:4…7), pero no podemos tolerar o aceptar lo que Dios condena. Si alguien quiere ser llamado con un nombre del sexo opuesto, ese es su derecho y no estaríamos pecando si le llamamos con ese nombre. Lo malo es llamarlo como si realmente fuera del género opuesto al que Dios le dio. Tampoco sería propio que le hablemos a alguien que sabemos que es hombre con los pronombres femeninos o a una mujer con los pronombres masculinos.

 Con un origen vinculado al movimiento feminista, el llamado “lenguaje inclusivo” pretende borrar la marca “sexista” de las palabras, reemplazando las letras “a” y “o” por “@”, “x” o “e”. En algunos países, el uso de esta variación del lenguaje se intentó imponer desde el gobierno, mientras que en otros se prohibió su utilización.

 ·         ¿Qué significa lenguaje inclusivo?

 Según la Real Academia Española, lo que comúnmente se ha dado en llamar “lenguaje inclusivo” es una táctica que tiene por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical. Y agrega: “El uso de la @ o de las letras ‘e’ y ‘x’ como supuestas marcas de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”.

 En noviembre de 2018, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) presentaron el primer "Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica", que rechaza el "doble género" y el "lenguaje inclusivo". Ya desde el primer capítulo, se considera innecesario el uso del doble género: "todos y todas", como también el uso del "lenguaje inclusivo" que utiliza "x", "@" o "e" en lugar del masculino o femenino, por ejemplo: "todxs", "tod@s" o "todes".

 “Desde el comienzo de los comienzos existe en español el masculino genérico. ¿Para qué vamos a decir ciudadanos y ciudadanas? El masculino genérico abarca a todos. Si tomamos el término ´los ciudadanos´, esto ya incluye niños, mujeres, hombres y toda la diversidad sexual”, expresa la RAE.

 ·         El lenguaje inclusivo desde una perspectiva bíblica

Antes de abordar una perspectiva bíblica, considero importante entender cuál es la intención central de este lenguaje inclusivo que ha causado tanto debate. Lo que pretende es incluir a aquellas personas y grupos que dicen no identificarse a sí mismos con el género masculino ni con el femenino. Este tema ha sido motivo de discusiones y de debate ya que existen diversos puntos de vista, es por eso la importancia de preguntarnos como cristianos, ¿qué dice la Biblia acerca del lenguaje inclusivo?

 1.    ¿Por qué basarnos en lo que dice la Biblia?

Dios siempre se ha comunicado con su pueblo para mostrar su gloria, promesas y mandatos. Actualmente no escuchamos la voz de Dios de manera audible como en el Antiguo Testamento, ni nos es revelada a través de sueños, sino que lo hace en las Escrituras que Él ha preservado y revelado para que encontremos su verdad.

 Confiamos en que la Biblia es la Palabra inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16). Como creyentes estamos seguros que nunca está equivocada y que contiene todo lo necesario para abordar cualquier tema. Es por esto que necesitamos basarnos en ella para formar una perspectiva respecto al tema del lenguaje inclusivo.

 2.    Humanos rebeldes a la verdad

Desde Génesis 1:27 dice, “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Leemos con claridad que Dios ha creado a la humanidad únicamente con dos géneros, así que no hay necesidad de un nuevo lenguaje que incluya a personas con identidad de género distinta porque Dios en su soberana voluntad ha puesto un diseño en cuanto al género de su creación. El problema es que tendemos a pensar que nuestros caminos llenos de pecado, son mejores que los de Dios. Nos revelamos contra la verdad de Dios y buscamos “nuestra verdad”, lo cual es pecado. Todos nos hemos rebelado en contra de Dios y por lo mismo hemos sido destituidos de su gloria. Todos en nuestro egoísmo hemos dado la espalda a Dios y elegido el pecado, creyendo que nuestra verdad es mejor que la de Dios (Romanos 3:23). A pesar de esto, no importa cuantas veces fallemos, si nos arrepentimos ante Dios, Él no deja de desplegar su infinita misericordia y amor fiel. Nuestras faltas son muchas, pero Su gracia es mayor.

 3.    Encontrando nuestra verdadera identidad

Aunque es importante nuestro género y aceptar el diseño de Dios para nosotros, recordemos que nuestra identidad va más allá de ser hombre o mujer. Si somos creyentes verdaderos, 1 Pedro 2:9 nos deja ver claramente nuestra identidad. Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios y ¿para qué? Para glorificarle, reflejarle, anunciar las virtudes de aquél que entregó su vida y sufrió la condenación que merecíamos debido a nuestro pecado, para llevarnos de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad y de la muerte a la vida. Necesitamos recordar constantemente que nuestra identidad no se encuentra en lo que el mundo dice o en lo que nosotros mismos decimos que somos, sino que se encuentra plenamente en Cristo y la asombrosa obra que Él ha hecho por nosotros.

 4.    Respondiendo como hijos de Dios

Somos llamados a vivir de manera íntegra en cada área de nuestra vida, no ser piedra de tropiezo a otros. Necesitamos reflejar a Dios y honrarle, incluso con nuestra manera de hablar (1 Corintios 10:31). No somos llamados a conformarnos con el patrón de este mundo, sino vivir de manera en que reflejemos la luz de Dios (Romanos 12:2).

 Como creyentes, no aceptamos nada que se oponga a Dios, debemos reconocer el pecado en nuestras vidas y odiarlo porque así nuestro Dios Santo y Perfecto detesta el pecado. Entonces… ¿Cómo debemos responder ante cualquier pecado?

 La respuesta no es discriminar, excluir, insultar, actuar con violencia, despreciar, odiar, ni ningún acto similar. Como hijos de Dios, reconocemos que la respuesta es predicar el evangelio con amor, porque la Palabra de Dios es lo que todos necesitamos. A lo largo de toda la Biblia podemos ver una y otra vez que sin Dios nuestra vida se vuelve un desorden, sin valor ni esperanza, pero es únicamente Dios quien puede transformarlo todo. Él puede traer luz a nuestras tinieblas, dar vida a lo que estaba muerto y salvar a cada pecador que se arrepiente de sus pecados. Recordemos que solo en Cristo podemos encontrar de manera plena nuestra identidad, valor y propósito. ¡Vivamos de manera íntegra como ciudadanos del reino de Dios y compartamos el evangelio a todo aquél que nos rodea! ¡Usemos el leguaje que desde un inicio Dios nos dio!

S.A.G. - 21 – SEP – 2025 (Estudio No. 854)

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