Una faceta del pastoreo, es la de preocuparse por el bienestar emocional y mental de los hijos de Dios. El pastor evangélico debe usar su criterio, basado en el estudio bíblico bajo la dirección del Espíritu Santo y su experiencia en el ministerio pastoral, para aplicar estos conocimientos a su labor de consejería, con el fin de sanar y restaurar la creación de Dios a su imagen.
La psicología puede ser de mucho beneficio para el creyente. Al igual cuando uno se enferma y tiene que consultar al médico, el creyente puede sufrir un trastorno emocional o una enfermedad mental y haría bien en recurrir a un psicólogo. Sabemos que hay personas religiosas que sospechan y dudan de la eficacia de la psicología. Afortunadamente, el crecimiento del ministerio de la consejería como parte vital de la labor pastoral ha disminuido esta crítica y la experiencia ha demostrado que la consejería cristiana es eficaz. Hoy en día, hay una comprensión mayor de los efectos biológicos y la dinámica del medio ambiente sobre la mente humana. Cuando antes se veía a una persona depresiva, era común oír decir que la persona guardaba un pecado o sufría un ataque demoníaco. Ahora se investiga las experiencias de vida de la persona. Por ejemplo, en el caso de la depresión, la raíz del problema pudiera ser que la persona haya sufrido abuso, incesto, o una violación en la adolescencia y lucha por sobrellevar la experiencia dolorosa.
La consejería cristiana es un ministerio que busca como objetivo, el librar a las personas de las ataduras emocionales que les impide la felicidad y una vida victoriosa en Cristo. Jesucristo perdona nuestros pecados y los echa al fondo del mar. Sin embargo, en muchas personas, se mantienen heridas emocionales que necesitan ser sanadas y es ahí donde la consejeria se torna el instrumento de Dios para la liberación emocional y para encaminar al creyente hacia una vida plena en donde puede ser de bendición para otros.
Dios nos creo como seres tripartitos (espíritu, alma y cuerpo) y es imprescindible que sepamos que el espíritu es la parte que necesita a Jesucristo como salvador, el cuerpo es la parte física que se puede enfermar y el alma es la parte emocional. El espíritu es de Dios y el alma cuando se junta con el cuerpo, conforman lo que llamamos carne. Con el espíritu sentimos la culpa y buscamos el perdón de Dios. Con el cuerpo sentimos el dolor físico y vamos con el médico para ser tratados. Pero, el alma también se lástima en lo emocional y no siempre nos percatamos, por lo que pocas veces se busca solución, pero el daño existe. Para cuando algo nos lastima emocionalmente, hay un dicho que dice que nos duele hasta el alma y es de suma importancia en esos momentos, buscar ayuda para esta parte de nuestra vida que no solamente nos daña a nosotros, sino también a los que nos rodean. Alguien con daños emocionales no puede ser efectivo en su vida cotidiana, porque no lleva una vida feliz.
Puede haber recibido a Cristo y amar a Dios, pero si sus problemas emocionales no están resueltos, no puede dar un buen testimonio. En la consejeria se ministra a muchos tipos de personas con diferentes problemas. Muchos creyentes que nunca irían con un psicólogo, piden ayuda del consejero cristiano. Por experiencia puedo decir que muchos inconversos que nunca se acercarían cara a cara con el Cura hablan de sus problemas con el consejero cristiano, comparten experiencias de sus vidas que les daría pena confesar a su Cura.
La consejería cristiana no se debe confundir con el trabajo de discipulado o de dar estudios bíblicos. La consejería cristiana es terapia apoyada con la Palabra de Dios. Para ser un consejero cristiano hay que educarse en la psicología y en los problemas reales de la gente. Pídale a Dios que le de sabiduría al escuchar atentamente, sin juzgar y sin condenar, las historias que las personas le presentan, pero al mismo tiempo, ayúdelos a que examinen estas historias con el lente de Dios y con ojos espirituales. En estos días el trabajo del pastor consejero parece ser más complicado que nunca, y por supuesto, más necesario. Debemos de no limitarnos a autores religiosos, Dios se manifiesta en todo, incluyendo aun a la psicología.
Siempre antes de iniciar a tratar a una persona, es bueno definir los parámetros o fijar los límites para su labor de cuidado y consejería. Es apropiado definir estos límites antes de empezar la labor de consejería. Excepto en caso de una emergencia, la consejería debería realizarse siempre en la oficina pastoral. Éste es un lugar seguro en el que las personas se sienten libres para compartir abiertamente. Cuando está aconsejando a una persona del sexo opuesto, debería asegurarse de que alguien más esté en las instalaciones de la iglesia. No vaya a la casa del aconsejado, a no ser que su cónyuge o alguien más de la iglesia puedan acompañarle y si es necesario, puede esperarle en otro ambiente cercano. Los restaurantes pueden convertirse en lugares que propician la intimidad personal, en vez de ser ambientes propicios para enfocar los asuntos materia de la consejería.
Un abrazo, un beso en la mejilla o un apretón de manos, pueden ser interpretados en varias maneras. En un momento en que se están compartiendo profundas emociones, un gesto de contacto que busca animar o alentar puede tornarse rápidamente en una invitación apasionada. Es importante tener cuidado respecto a quiénes tocamos y cómo o dónde tocamos. Una palmadita en la mano puede ser preferible a un abrazo hasta que conozcamos mejor a la persona. El suplemento de la revista Reader’s Digest («Selecciones»), de enero del 2003, contenía un articulo por Geoffrey Douglas titulado “¿Debería este bebé ser salvado?”. Un bebé prematuro, que pesaba unas 12 onzas, nació en el día de Navidad con una multitud de complicaciones médicas. El personal médico le practicó una cirugía inicial para que la criatura sobreviviera. Al pasar los días, el infante necesitaría seis cirugías más, con pocas probabilidades de éxito. Los padres hablaron con la Oficina de Ética para ayudarles a tomar la decisión de “distinguir entre mantener la vida y prolongar la muerte”.
Contra el consejo del cirujano, los padres permitieron que su hijo pequeño muriera porque no había esperanza de que sobreviva. Christine Mitchell, directora de la Oficina de Ética del Hospital de Niños en Boston, dice: “La ética médica no es una ciencia difícil. . . Puede leer todos los libros del mundo, puede ver un caso desde todos los ángulos posibles –algunas veces va a juzgar incorrectamente. Ésta no fue una de esas veces”. El avance de la tecnología médica ha creado algunos dilemas morales difíciles. Es posible que, una familia que enfrenta decisiones médicas difíciles, acuda al pastor para que los ayude en asuntos éticos. Los pastores deberían evitar dar consejos médicos, pero pueden ayudar con los temas éticos.
Como pastor y consejero, siempre he creído y considerado que las personas se avocan a uno en sus momentos más difíciles y complicados, por ello siempre he aconsejado a quienes vienen o andan en busca de consejo, que se acerquen a personas éticamente reconocidas, pues lo que van tratar y poner en juego son sus sentimientos y seguridad emocional.
Permítame repetirle: quienes vienen o andan en busca de consejo, que se acerquen a personas éticamente reconocidas, pues lo que van tratar y poner en juego son sus sentimientos y seguridad emocional. Y a los pastores les recuerdo: La conducta personal del pastor no debería ser puesta en duda en la congregación o en la comunidad.
Es grandiosa herencia escuchar su nombre asociado con la honestidad y la integridad.
Es grandiosa herencia escuchar su nombre asociado con la honestidad y la integridad.
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