Hay
un dicho que dice "lo prometido es deuda". Haz sólo
aquéllas promesas que puedas mantener y cumplir. Cuando prometes
algo estás firmando un pacto con la otra persona, que sí o sí,
debes cumplir.
A
veces caemos en la trampa de prometer sin pensar, para agradar en el
momento, para quedar bien o para salir de un aprieto; pero si lo
pensamos fríamente, no vamos a poder cumplir. Por eso no prometas lo
que no estás seguro de poder cumplir.
En
mis tiempos de universitario, tiempos de matanzas y represión en El
Salvador, un día, un profesor se excusó de haber faltado y prometió
que no iba a volver a suceder. Unos días después, no apareció en
clase. La reacción de todos fue decir "menos mal que no iba a
faltar más". Horas después nos enteramos que efectivamente, no
había venido porque había sido asesinado. Inmediatamente me trague
mis desconsideradas palabras.
Días
atrás, dirigiéndome a la iglesia, en una calle de mucha circulación
automotora, vi en la calle un peatón que yacía muerto, victima de
la embestida de un camión, desde ese día me he preguntado varias
veces:¿Cuántas promesas habría hecho ese hombre y la muerte no le
dejó cumplirlas?
El
envejecer me ha hecho darme cuenta de algunas cosas, replantearme la
vida de una forma diferente. Ahora después de recordar aquello y
otros hechos, han hecho en mi reflexionar en replanteo de mi vida.
Cualquier día de estos, yo podría correr la misma suerte del
profesor, la de ese hombre atropellado... ¿Cuántas promesas
incumplidas tendría hacia mis padres? ¿Y hacia Silvia, la esposa de
mi vida? Incluso, le debo promesas a mis hijas.
¿Será
que la vida nos da un tiempo para prometer y otro para cumplir? Y una
vez pasado ese tiempo, nos roba el aliento de forma repentina, como
diciéndonos "no prometas cosas que no vas a cumplir". ¿O
es que todas las promesas son vanas, porque el futuro es incierto y
no sabremos dónde estaremos mañana? ¿No será que daremos cuenta
de nuestro incumplimiento a Dios?
A
todos nos han roto promesas y todos hemos roto alguna. Sin embargo,
la vida sigue, el problema queda en quienes incumplen, pero... y con
Dios ¿Cómo quedamos?... De todo esto hay una cosa en claro: que
pase lo que pase, no debemos prometer cosas que no vamos a cumplir.
Cuando
prometes y no cumples, hieres a la persona que le fallaste, asesinas
las ilusiones que le creaste y truncas la perspectivas que trazaste,
todo ello redunda en que te pierden confianza. La confianza es la
base para construir relaciones personales o profesionales sólidas.
Dicha confianza no surge de la noche a la mañana. Todo lo contrario.
Ganarte la confianza de las personas que te rodean es un proceso
largo que requiere trabajo y constancia por tu parte. Y la clave para
ganarte esa confianza reside en la habilidad que tengas para cumplir
aquello que prometes.
Cuando
cumples tus promesas conviertes el momento presente en una extensión
perfecta y continua del pasado, entrelazado con el futuro. Cuando
cumples tus promesas de forma constante, consigues que tus palabras
sean un reflejo de aquello que va a suceder en algún momento del
futuro y logras la confianza de quienes te rodean.
Por
el contrario, cuando no cumples tus promesas tu palabra pierde valor.
Provocas una discontinuidad entre lo que dices que sucederá y lo que
realmente acaba sucediendo. Las personas que te rodean pierden la
confianza en lo que dices y por extensión pierden la confianza en
ti. Muchas veces prometemos cosas por quedar bien en el momento
presente y no nos damos cuenta que cuando pasa el tiempo y no las
cumplimos, quedamos peor que si no hubiéramos prometido nada
inicialmente. Más vale no prometer que prometer y no cumplir. Cuando
no prometes algo tu palabra está intacta. Por el contrario cuando
prometes y no cumples, tu palabra sufre un daño irreparable.
La
pasmosa velocidad con que sucede que el hombre promete y no cumple,
lo llevo y lleva ha hacerlo hasta para con Dios. Pero con Dios no se
juega.
Eclasiastes
5:4..5 “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque
él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor
es que no prometas, y no que prometas y no cumplas” Dios nos
encarga a tener mucha precaución al prometer solemnemente (con voto)
a Dios alguna cosa. El versiculo 4 repite, casi a la letra, lo de
Deuteronomio 23:22. “Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá
en ti pecado.” La promesa que haces puede llevarte al pecado si
incumples. Sólo con su fiel cumplimiento se suelta uno de él.
Dos
razones se nos dan para el alegre y pronto cumplimiento de una
promesa:
- Porque, de lo contrario, afrentamos a Dios, porque él no se complace en los insensatos.
- Porque, de lo contrario, nos hacemos daño a nosotros mismos, al incurrir en el castigo correspondiente, aquí no sirven las excusas: "... A Dios no se le puede engañar con excusas. "Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas"... pues no hay ninguna obligación de hacer tales votos.
Como
conclusión el Predicador exhorta a temer a Dios (v. 7); como
diciendo: 'Haz del respeto a Dios la norma de tu conducta y evitarás
los defectos de que te he hablado y al mismo tiempo, no incurrirás
en la ira de Dios.
Bueno
como hemos leído ni con Dios, ni con los hombres somos bien vistos
por incumplir una promesa, entonces: ¿Qué Hago?. Con el tiempo he
identificado algunos puntos clave que te ayudarán a cumplir tus
promesas o al menos, a no prometer las cosas con tanta facilidad.
1. SÉ
CONSCIENTE DE TUS LIMITACIONES. Parece contradictorio, muchas
personas no cumplen sus promesas porque piensan que son muy buenos
cumpliendo promesas. Tienen un gran concepto de ellos mismos y
perciben una realidad distorsionada que les impide tomar conciencia
de aquellos momentos en los que han faltado a su palabra. Desde su
propio punto de vista siempre cumplen aquello que dicen. Sin embargo,
desde el punto de vista de los demás no es así. Todo el mundo rompe
alguna promesa de vez en cuando. Empieza a darte cuenta que tú
también lo haces y trata de identificar esas situaciones de ahora en
adelante con el fin de mejorarlas en el futuro.
2.
PIENSA DOS VECES ANTES DE PROMETER ALGO. Es curioso cómo muchas
personas tenemos problemas de autoconfianza o seguridad. Sin embargo
cuando se trata de hacer promesas ocurre lo contrario. Pecamos de un
exceso de seguridad en aquello que decimos. Tu energía, tus
capacidades y tu tiempo son limitados. Antes de prometer algo
pregúntate si serás capaz de cumplirlo. No prometas nada a menos
que la respuesta sea un "sí" rotundo.
3.
APRENDE A DECIR QUE NO. A veces nos vemos forzados a prometer algo
sin que realmente podamos o queramos hacerlo. Cuando alguien nos pide
ayuda nos resulta muy difícil dar un "no" por respuesta.
Sabemos que esa persona ha recurrido a nosotros porque nos tiene en
gran consideración y queremos que siga siendo así. Tienes que
comprender que no puedes ni tienes que agradar a todo el mundo.
4.
CASTIGATE CUANDO NO CUMPLAS UNA PROMESA. No se trata de que te
fustigues con un látigo cada vez que faltes a tu palabra, pero al
menos trata de sentirte un poco mal. Hay personas a las que faltar a
su palabra no les genera ningún remordimiento. Como consecuencia
prometen cualquier cosa y luego les da prácticamente igual no
cumplirlo. A corto plazo obtienen la recompensa de quedar bien, sin
embargo a largo plazo su palabra pierde valor. Cumplir aquello que
prometes debe convertirse en algo importante para ti.
Todos
tenemos algún amigo que siempre es el primero en apuntarse a alguna
cena o algún cumpleaños. Y luego es el que nunca aparece. ¿Tanto
cuesta decir que no? Hay personas para las que decir que sí a todo
se convierte en un estilo de vida y una rutina. Primero dicen que sí.
Luego ya verán si pueden o no. Seguro que conoces a alguien así.
Personalmente
siempre me ha costado mucho decir que no, como consecuencia me he
embarcado en muchos proyectos que me han generado estrés y ansiedad
al comprender que no iba a poder llevarlos a cabo. Aunque siga
costándome cierto esfuerzo, con el tiempo he aprendido a decir que
no desde el principio. ¿Acaso tanto tú como yo obtenemos ayuda
siempre que la necesitamos? No. Ni mucho menos. Muchas veces tenemos
que sacarnos las castañas del fuego nosotros mismos. Por supuesto
que le presto ayuda a cualquiera que me la pida y esté dentro de mis
posibilidades, especialmente si se trata de un amigo.
Estas reglas tan básicas y obvias me han ayudado
a vivir mejor hoy en día. Recuerda: "Lo prometido es deuda"
piensa... ¿CUANTO DEBES?
Dios me castigará si hice un juramento y una promesa muy deprisa y me equivoqué en las palabras?Jurar hacer algo que es pecado obviamente está mal, Dios lo tiene en cuenta?
ResponderEliminarTenemos un Dios de causas justas y si realmente se equivoco y lo prometido no llegaba a una acción justa, posiblemente y tengo la fe de que SI Dios lo/a perdonara, pero a igual de la adultera nos estará diciendo “Ahora vete y no peques mas”, parafraseado a su caso podría ser ahora vete y no prometas mas en vano... fíjate lo que haces.
EliminarGracias a su consulta y en nombre de >Jesús y el poder del Espíritu Santo, se libre.
Pastor, Saúl Guevara