Muchas
veces tratamos de estar en paz con todos los que nos rodean, pero por
mucho que intentemos llevarnos bien con todos, no crear conflictos y
provocar problemas, siempre hay alguien de nuestro entorno que habla
mal de nosotros.
Pero
eso no te debe preocupar, siempre habrá a quien no le gusta como
somos, no te vuelvas una persona triste o abatida por ese tipo de
amistades, deja pasar el tiempo que es el mejor juez y verás que las
cosas caerán por su peso.
Un
hipócrita puede ser una imitación muy perfecta de un cristiano.
Profesa conocer a Dios, hablar con El, dedicarse a su servicio.
Invoca su protección, practica la oración, o por lo menos lo finge;
sin embargo, la moneda falsa, más hábilmente hecha, falla en alguna
cosa y puede ser descubierta por ciertas señales.
Hipócrita
proviene de la palabra griega hypokrites y se refiere a alguien que
actúa o finge. Era costumbre de los actores griegos y romanos cubrir
sus rostros con grandes máscaras y hablar con aparatos mecánicos
para aumentar la fuerza de su voz. Estos actores, que escondían sus
verdaderos rostros y cambiaban sus verdaderas voces, eran llamados
hypokrites o "hipócritas".
He
decidido tocar este tema porque ha sido uno de los mas grandes males
que ha devastado la "iglesia de Cristo" sea cual sea su
denominación y no solamente a ellos sino también a muchas otros
tipos de grupo por igual. Un ejemplo de esto sucede cuando alguien
tiene el atrevimiento de hablar sobre algún acto ilícito o
incorrecto de algún hermano; se puede entender con el siguiente
ejemplo: Alguien dice: "Este hermano no esta bien lo que esta
haciendo, deberíamos mostrarle su falta" (hablando de algún
pecado). Y alguien le responde: "hermano, no lo juzgues, para
que tu no seas juzgado". Esto tipo de comentario: provoca un
callar solapado y permite injusticias, un callar que en situaciones
como estas, no es correcto guardar silencio.
Para
los que juzgan: primero refórmese a si mismo.
La
paja hace referencia a una "astilla", esto señala
cualquier falta pequeña, en contraposición con "una viga",
que en sentido figurado significa la falta mucho más grande que
podemos tener nosotros mismos.
La
existencia de una "viga" en nuestro ojo nos hace incapaces
de emitir un juicio válido, hasta no haberla sacado de nuestro ojo.
No debemos juzgar duramente a nuestros hermanos o contender con ellos
por faltas pequeñas, mientras nos permitimos grandes faltas. Si
realmente estamos interesados en la verdad, primero debemos
santificar nuestra vida. Debemos ser los principales "críticos"
de nosotros mismos.
"Lo
que nos molesta en otros es con frecuencia los hábitos que no nos
gustan en nosotros mismos. Nuestros malos hábitos y moldes de
conducta indómitos son los que queremos cambiar en otros. ¿Encuentra
usted fácil magnificar las faltas de otros y no fijarse en las
suyas? Si está a punto de criticar a alguien, vea si no merece usted
la misma crítica. Júzguese primero y luego perdone con amor a su
prójimo y ayúdelo.
"¡Hipócrita!
saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano." (Mateo 7:5)
Nuestro
Señor usa esta enseñanza, para mostrar la absurda inconsecuencia de
este comportamiento. El término "hipocresía", con el
cual, ataca esta conducta, consiste en fingir sentimientos y
cualidades que realmente no se experimentan. Es así, que el
hipócrita pretende tener un "celo santo" y una "actitud
compasiva", mientras permite faltas peores y pecados sin el
deseo de ser corregidos. Dice también que está preocupado por el
estado de su hermano, aunque la realidad, es que está contento de
haberle descubierto en algo incorrecto.
Esto
trasladado al trabajo suele ser muy similar, el hipócrita pretende
tener un "interés profesional" y una "actitud
compasiva", mientras se permite faltas peores y errores sin el
deseo de ser corregidos, se endiosa a si mismo, solo él o solo ella,
pueden. Dice también que está preocupado por sus compañeros,
aunque la realidad, es que está contento de haberles descubierto en
algo incorrecto y lo que es peor son muchas veces las incorrecciones
inventadas en la mente del hipócrita.
"Sólo
el que se juzga celosa y severamente a sí mismo es competente para
reprender a otros. Estas personas no sólo serán tardas para asumir
el cargo como censuradoras de sus vecinos, sino que, cuando sean
enfrentadas a hacerlo, lo harán con moderación, no exageradamente;
con amor, no con severidad".
El
Señor hace un llamado claro de "quitar la viga", es decir,
no podemos quedarnos con esa actitud pecaminosa, debe ser eliminada
de nuestro carácter, eso permitirá que podamos ser de verdadera
ayuda a otros. Este proceso puede ser molesto y doloroso, pero
necesario.
Jesús
dice que no debemos entregar cosas santas a personas impuras o
impías. Es pérdida de tiempo tratar de enseñar conceptos santos a
personas que no quieren escuchar y que despreciarán lo que digamos.
No debemos dejar de predicar la Palabra de Dios a los que no creen,
pero debemos ser sabios y discernir qué enseñar y a quién para no
desperdiciar nuestro tiempo. Generalmente el hermano hipócrita, se
escuda en el hecho de ser cristiano, dejando con ello por lo mas bajo
su reputación y aun así no se da cuenta.
Esto
no es sólo para los no creyentes, sino con los creyentes. Pablo lo
dijo, había cosas que no podía compartir con aquellos que hasta
ahora ingerían leche espiritual (I Corintios 3:1..2), o sólo podía
hablar algunas cosas con los que habían alcanzado madurez (I
Corintios 2:6, Hebreos 5:14)
La
hipocresía y nuestra carne muchas veces nos lleva a ocultar nuestro
enojo; y entonces se expresa en chismes, en enfermedades físicas, en
depresión y en muchas otras formas. Dios nos llama a expresar
nuestro enojo de una manera constructiva, buscando siempre la
reconciliación. Para lograr esto, tenemos que saber que: Nuestra
carne nos lleva a quedarnos enojados; Dios nos llama a resolver el
enojo rápidamente, Efesios 4:26..27 “Airaos, pero no pequéis; no
se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”
¿Alguna
vez han visto a un niño con una cobija favorita? Dondequiera que va,
esa cobija le acompaña. Si alguien le trata de quitar esa cobija,
verá a un niño muy llorón. Esa cobija le da seguridad al niño.
Existe un personaje te tira cómica inspirado en ello.
El
enojo puede llegar a ser como esa cobija para nosotros. Nos hace
sentir justificados, porque si estamos enojados con alguien, entonces
nos sentimos la víctima.
El
enojo llega a ser como una droga. Cuando el drogadicto se retira de
su droga, sufre mental, emocional y físicamente. Del mismo modo,
podemos llegar a ser adictos al enojo, a tal grado que vivimos
siempre con un barril de enojo que explota con la más pequeña
provocación.
Sabiendo
que el enojo es peligroso y dañino, Dios nos llama a resolver el
enojo rápidamente. Nos instruye en su Palabra a no acostarnos
estando aún enojados. Cuando nos dormimos con el enojo guardado en
nuestro interior, se empieza a hacer como una plancha caliente que
descansa sobre una camisa blanca, deja una mancha sobre nuestra alma.
Cuando
te encuentres enojado por cualquier motivo, no dejes que pase el
tiempo. Encuentra la resolución. Entiéndame
bien: eso no siempre
significa que vas a confrontar a la persona con quien estás enojado.
Lo dicho en el punto anterior no se aplica a todas las situaciones.
Debemos de examinarnos para ver si estamos enojados con razón o sin
razón. Puede ser que nos hayamos enojado con alguien por algo que
realmente no vale la pena. Con un poco de reflexión, podemos
simplemente soltar nuestra ira, dándonos cuenta de que no tiene
sentido.
Este
último versículo que hemos leído nos enseña dos cosas que son muy
importantes. La primera es que el enojo en sí no es un pecado.
Muchos creyentes se sienten culpables simplemente porque están
enojados y suprimen el enojo. Esto es un error. Más bien, debemos de
darnos cuenta de nuestro enojo y buscar la solución. Porque la
segunda cosa que nos enseña es que el enojo es una puerta por la
cual Satanás pueda entrar a nuestra vida y causar destrucción.
Si
no aprendemos a manejar el enojo, actuamos entonces hipócritamente y
unida la hipocresía con el enojo, podemos terminar destruyendo
nuestra salud, nuestro bienestar emocional, nuestra familia y nuestra
iglesia.
Dios
quiere darnos la victoria. Podemos tener esa victoria en el poder del
Espíritu si seguimos las instrucciones que Dios nos ha dado en su
Palabra. Ahora ya sabe SIGA ADELANTE PERO NO SE ENOJE, NO SEA
HIPÓCRITA.
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