Iniciamos en esta ocasión con la siguiente anécdota: "Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía: "Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Y recuerda que después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal." La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente. "Te quedan sólo ocho minutos." Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacía afuera de la caverna y la puerta se cerró. Recordó, entonces, que el niño había quedado dentro y la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación, siempre. Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros mismos. Tenemos muchos años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte: "No te olvides de lo principal." Y lo principal son los valores espirituales, la familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales, nos fascinan tanto que a veces lo principal se queda a un lado.
Pero indiscutiblemente que por el dinero se han hecho en la historia de la humanidad los peores actos..."Mateo 26:14..16 "Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle"
Debemos protegernos de las trampas financieras del diablo. El dinero es sin duda el mayor campo de batalla entre el Reino de Dios y el reino de la oscuridad, tanto a nivel personal como congregacional, ya que tanto un cristiano como una iglesia sin dinero tendrán grandes estorbos en su camino para alcanzar la Gran Comisión.
Es más, el diablo usará el dinero para poner tentaciones a las personas ante Dios y lo pondrá tropiezos para atrapar a los hijos de Dios. El diablo usa el dinero como un arma en contra de los hijos de Dios, el dinero es un arma de dos filos que podemos utilizar a favor o en contra dependiendo de la forma en que caminemos temerosos en el uso de nuestras decisiones.
Dos de las trampas del diablo son el engaño de las riquezas y los deseos de poseer otras cosas, por lo general superfluas e innecesaria.
La Biblia nos da ejemplos de algunas personas que no sólo fueron atacadas por Satanás sino que el arma que el diablo usó contra ellos fue el dinero.
El primer ejemplo es el caso de Judas Iscariote - como se menciona en Juan 13:2 dice: "Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase"... el método que utilizó el diablo para motivar a Judas para traicionar a Jesús era el dinero, como dice el pasaje de Mateo 26:14 en donde se relata como Judas fue preparado para traicionar al Hijo de Dios por el dinero.
A pesar de caminar con Jesús durante 3 años y verlo sanar enfermos, hacer milagros y liberaciones, el diablo tentó con dinero a Judas y este tristemente dio la espalda a Jesús y lo traicionó.
Ananías y Sáfira.
El siguiente es un ejemplo bíblico de personas que fueron atacadas por Satanás en el área de dinero y se refiere a Ananías y Sáfira en Hechos 5:1.
La emergente y triunfante iglesia primitiva estaba llena de la gloria del Espíritu Santo, quién estaba en el control de toda la operación de los creyentes, en esta iglesia los milagros y prodigios fluían aceleradamente. Por lo tanto, el diablo necesitaba invadir esta atmósfera con pecado e inmoralidad y su método numero uno era el ataque con dinero, era muy simple poner en tentación a Ananías y Sáfira y así el diablo ganaría terreno.
No hay ninguna duda que Satanás había tentado de nuevo a Ananías y Sáfira cuando Pedro pregunta, " Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón á que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad?" La pareja mintió en cuánto al dinero que recibieron de la venta de su tierra y el resultado es la inmoralidad financiera, pecado y finalmente la muerte de Ananías y Sáfira - claramente el diablo usó el dinero para anotarse un golpe directo contra la iglesia primitiva.
Simón el hechicero.
Otro ejemplo en donde el diablo de nuevo utiliza el dinero para tentar a las personas es la historia de Simón el hechicero relatada en Hechos 8:9..25. Simón estaba bajo influencia de Satanás no solo porque practicaba magia y brujería sino que recibía la adoración de la gente cuando se referían a el como "este es la mas grande virtud de Dios". Cuando él ve a Pedro inundar del poder del Espíritu Santo las vidas de las personas, la maldad lo motiva para tentar a Pedro ofreciéndole el dinero para comprar literalmente el don de Dios que tenía Pedro.
Pedro reprende esta tentación, pero si Satanás hubiera tentado a Pedro con la oferta de Simón, el efecto sobre la iglesia hubiera sido tan grande como en el caso de Ananías y Sáfira que cayeron en la tentación
Finalmente, la primera carta de Pablo a Timoteo (1 Timoteo 5:6-9), da otro ejemplo del campo de batalla en las finanzas entre el diablo y la gente de Dios.
La Biblia hace muchas advertencias a la necesidad de controlar nuestras finanzas. Las Escrituras comparan el dinero con una trampa que confunde a los hijos de Dios; el diablo ha establecido claramente muchas trampas financieras y hemos visto cómo él escogió a Judas, a Ananías, a Sáfira y a Simón el hechicero.
Pero observemos algo común en nuestras sociedades contemporáneas, he observado a menudo que ni los pobres ni los ricos suelen ser muy buena gente.
Las personas que atraviesan graves dificultades económicas, que no tienen un céntimo, desarrollan un fuerte instinto de supervivencia que les suele hacer mezquinos, envidiosos, egoístas, arribistas e interesados. Con frecuencia mienten y traicionan para conseguir dinero y llega un momento en que sus únicas motivaciones son materiales, dando la sensación de que serían capaces de vender a su propia mamá. Algo quizá comprensible, pero ello no les hace buenas personas. A veces, aunque cambie su suerte y su posición, conservan toda su vida ese materialismo, esa vara de medir tan triste y tan dura que es la del dinero.
Por otro lado, la gente que está muy holgada de dinero tampoco suele ser muy virtuosa que digamos. Lo normal es incurrir en la soberbia y en mirar a todos por encima del hombro. Generalmente se les sube a la cabeza su situación y comienzan a desarrollar una especie de palabrería que siempre se regodea en el discurso de que los fracasados son unos vagos y los triunfadores son muy listos, como ellos. Se terminan creyendo que el dinero les hace de una casta superior y acaban midiéndolo todo y a todos con el mismo materialismo que los pobres, degenerando en una cara distinta de la misma moneda.
Al final nos encontramos que los pobres, seguirán toda la vida dándoselas de marqueses aunque no tengan donde caerse muertos y los ricos seguirán toda la vida dándoselas de Doctos, sin darse cuenta que son pobres miserables cargados de dinero.
Siendo Pastor me interesa que las almas pobres o ricas se salven y lleguen a Cristo. Mateo 6: 24..25 nos advierte que no podemos servir a Dios y a las riquezas. Por ello, no debemos afanarnos por nada. La riqueza es un buen sirviente y pésimo amo. Dale la dimensión que tiene y no la aprecies más que al Señor quien te la da, así como te da la paz, el gozo, la salud y tantas cosas mas que no puedes comprar con dinero o riqueza alguna. El afán se origina al otorgarle a la riqueza el poder de darte o quitarte la paz. El dinero es otro regalo de Dios que puede atraerlo y ponerlo a tu servicio si demuestras que vives y trabajas para levantar Su Reino.
Mateo 6:33 nos recuerda que debemos buscar primeramente el Reino de Dios y Su justicia ya que todo lo demás será añadido. Este verso no dice "buscad a Dios", dice "buscad Su Reino" que no es lo mismo. Hay quienes le buscan a Él pero dejan de lado los intereses de Dios y se afanan en los propios. Entonces, su trabajo no está al servicio de Dios sino de la propia supervivencia y eso no es vivir por fe.
La clave es que tu busques el Reino de Dios, no el tuyo. Estamos vivos porque debemos trabajar para darle vida a los que aún no la tienen. Si nuestro destino fuera salvarnos, moriríamos en el instante que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, pero nuestra existencia se justifica por el trabajo que debemos hacer a favor de la expansión del Reino de Dios.
Si descansas en el Señor, las riquezas vendrán, pero si te afanas por conseguirlas, huirán de tus manos porque les das un lugar que no les corresponde. Tu capacidad grande o chica para hacer dinero, debe servir para atraer a muchos a los pies de Cristo. Nunca debes usarla para vanagloriarte y mucho menos para creer que lo tienes todo.
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