Antes del quebrantamiento es la
soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu". (Prov.
16:18).
Soberbia (del latín superbia) y
orgullo (del francés orgueil), es un sentimiento de valoración de
uno mismo por encima de los demás. Otros sinónimos son: altivez,
arrogancia, vanidad, etc. El principal matiz que las distingue está
en que el orgullo es disimulable e incluso apreciado, cuando surge de
causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta
con el deseo de ser preferido por otros, basándose en la
satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego.
La soberbia es una actitud orgullosa
consistente en la sagacidad de aquella persona que se envanece a si
misma. Genéricamente se la define como la sobrevaloración del yo
respecto de otros, para superar, alcanzar o superponerse a un
obstáculo o situación, o bien en alcanzar una elevada
desvalorización del contexto. También se puede definir la soberbia
como la creencia de que todo lo que se posee es superior, que se es
capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás o de superar
los prejuicios. El orgullo incita a la persona a valorarse demasiado,
creyéndose capaz de hacer cualquier cosa por encima de los demás e
incluso de sus propias capacidades, de las circunstancias o mejor
dicho los contratiempos que se presenten. Esta idea deriva
directamente en que la persona orgullosa ponga en detrimento a las
demás personas, debido a que piensa que sus capacidades o que su
valor no equiparan al suyo, lo que se considera arrogante
Algunas características de estas
personas son:
1. Rebeldía ante la obediencia a sus
autoridades.
2. Autoritarismo (pesadez) al mandar
3. Envidia de los valores de otros
4. Crítica a los que envidia
5. Vive con mal humor, afectando el
ambiente en que se mueve.
6. En su grupo social (trabajo,
iglesia, familia, etc.) siempre cría conflictos con el afán de
desmeritar a quien en su interior considera mas que él o ella.
Esto en las relaciones con los demás.
Respecto a Dios, el síntoma más claro es el razonamiento al revés,
aquél que parte de que Dios está a mi servicio de felicidad
temporal y material. Muchas de estas personas en sus iglesias son
altamente fieles con sus obligaciones económicas, pensando que con
ello están comprando la voluntad de Dios. Se les olvida que Dios no
hace acepción de personas.
El
soberbio es autosuficiente, porque él cree que se basta a si mismo,
que no necesita a nadie. Además goza de gran autocomplacencia al
sentirse muy satisfecho de si mismo, entonces se gloria de si mismo,
el solo se auto alaba y se complace de todo.
El soberbio es orgulloso, se cree superior, por lo que trata de
forma despectiva y desconsiderada a los demás, es decir es altanero,
con actitud despreciativa hacia los demás en palabras, gestos y
miradas. Es vanidoso, aparenta lo que no es, todo lo que hace es una
actuación para quedar bien, a costa de todo incluso de la verdad.
El soberbio no tiene vergüenza para hacerse dueño
de los meritos que no le corresponden, se apropia del éxito ajeno,
acomoda y adapta las cosas para sacar provecho de las iniciativas que
no le pertenecen. Además pone todo su esfuerzo para vanagloriarse y
presumir llamando la atención, arrogarse ventajas y beneficios,
incluso derechos especiales que no goza todo el mundo.
El
soberbio desea imponer su propio juicio y gusto personal. El quiere a
toda costa que todos aprueben, acepten y apoyen sus opiniones, sus
gusto e iniciativas, pero sin aceptar la de los demás. Además
impone su orgullo, con cierta rebeldía, para que todo se haga como
él quiere; se molesta y muestra enojo si le contradicen. Hay
soberbios que al no lograr sus objetivos lloran o andan llorando de
pura frustración.
El
soberbio mira con malos ojos cualidades y éxitos de otros, entonces
es envidioso y busca desanimar al que va bien, manifiesta su deseo de
fracaso a otro que no es él. Pero además es egoísta y busca ser el
punto central, interesado solo por si mismo y sus bienes y cosas.
El
soberbio es desconfiado, sospecha de todo, complica todo lo que
puede, enreda las expresiones de los demás, es burlón e irónico,
lastima y ridiculiza a otros. Su juicio es duro, terco, juzga
despreciativamente al que puede e interpreta siempre mal los actos de
las personas. Además vive cavilando, le da vuelta una y otra vez a
las cosas y complicándola mucho mas de lo que es.
El
soberbio es ambicioso, se empeña a toda costa en triunfar, pasa por
encima de cualquiera que se oponga a su éxito. Se cree que es
poderoso y mejor que los demás. Es calculador y para tener
beneficios, reflexiona con cuidado y atención si va a tener
perjuicios. Todo lo hace por conveniencia.
El
soberbio es desconfiado, esta siempre preocupado de que no le vayan a
engañar. Esta siempre manifestando abiertamente como los demás se
equivocan, esta pendiente de los errores ajenos, crítica los
defectos de los demás. Su intención siempre es dejar mal a la otra
persona ante los otros. Es el tipo de persona capaz de emitir juicios
temerarios y negativos, sin importar si se tiene fundamento en la
verdad.
Talvez
se puede decir que este es un crudo análisis del soberbio o quizás
cruel, áspero, despiadado por que intenta mostrar con realismo lo
que puede resultar desagradable o afectar a la sensibilidad de quien
lo lee.
Pero
la verdad que aún hay más, porque es soberbio el que se desanima
ante los propios errores y fracasos, como el que hace suya una
actitud de desaliento, de pesimismo y de reproche. En efecto, la
falta de aceptación personal, el no estar conforme consigo mismo y
por eso auto reprocharse y reprocharle a Dios por ser como se es,
también es soberbia.
Un ejemplo bíblico es Manases, el
hijo de Ezequías, quien reinó sobre Judá después que su padre
murió. Manases comenzó a reinar cuando tenía 12 años de edad (2
Reyes 21:1), y la Escritura nos dice que hizo lo malo ante los ojos
del Señor, practicando abominaciones peores que las de las naciones
paganas que habitaban en la tierra de Canaán antes que el pueblo
Hebreo (2 Reyes 21:9).
¿En qué forma fue Manases soberbio?
Considere la siguiente lista abreviada de algunos de sus muchos actos
vergonzosos: (1) edificó los lugares altos que Exequias su padre
había destruido; (2) levantó altares para Baal; (3) adoró a todas
las huestes del cielo, y les sirvió; (4) edificó altares para todas
las huestes del cielo en la casa del Señor; (5) hizo pasar a su hijo
por fuego; (6) practicó la hechicería; y (7) colocó una imagen
tallada que él había hecho en la casa del Señor (2 Reyes 21:3-7).
Debilidades y errores de Maneses:
• Retó la autoridad de Dios y
fue derrotado
• Revirtió muchos de los
resultados positivos del gobierno de su padre Ezequías
• Sacrificó a sus hijos a los
ídolos
Las Escrituras en el Salmo 138:6 dice:
Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira
de lejos.
La vida de todo soberbio es amargada,
solitaria y triste... Entonces porque no ser humilde. Dios oye al
humilde. Hasta para presentar reclamos hay que ser humildes. La
Biblia dice que Dios atiende al humilde. Tu necesitas en medio de tus
problemas que Dios te atienda, pero si eres soberbio te tiene de
lejos, no te oye y es imposible que te atienda,
Dios compara al humilde con el cielo.
La humildad es un adorno que atrae a Dios. Sólo los humildes
capturan al Señor. La humildad atrae a Dios y el orgullo lo repele.
La humildad es poderosa y debe asociarse con cosas buenas y la mejor
de todas las cosas es que es capaz de atraer a Dios y hacerlo bajar
para habitar contigo.
Pero
te tengo una buena noticia,
terminemos con Maneses; "Mas luego que fue puesto en angustias,
oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del
Dios de sus padres. Y habiendo orado a Él, fue atendido; pues Dios
oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces
reconoció Manasés que Jehová era Dios" (2 Crónicas 33.12,
13).
Captura a Dios, no lo dejes ir si Dios
te ha hablado con esta lectura, es porque quiere bendecirte. No dejes
a Dios con las ganas de bendecirte. ¿Qué te cuesta? ¿Por que dejas
a Dios con las bendiciones en la mano? No importa que digan, que
hablen o que te hagan si Dios te va a dar más.
Los soberbios toman muy poco en cuenta
sus debilidades. Piensan que están por encima de las flaquezas de la
gente común. Con este estado mental es muy fácil que las mentiras
los atrapen. Es irónico, pero los soberbios pocas veces se dan
cuenta de que la soberbia es su problema, a pesar de que quienes los
rodean están muy conscientes de ello. Pregunte a alguien de su
confianza si su deseo de autocomplacencia lo ha cegado a las señales
de advertencia. Quizás esto lo ayude a evitar una caída.
Nadie
nos impide caminar en la humildad, solo la soberbia y al final Usted
Decide.
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