Cuídate De La Tristeza Del Mundo


2 Corintios 7:10 “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”

La tristeza, es un estado anímico o afectivo, de contenido negativo, donde la persona siente abatimiento, deseos de llorar, expresado o no y baja su autoestima.

Es una emoción frecuente, motivada por las contrariedades de la vida, que nos quitan la alegría por un período de tiempo, más o menos prolongado, como la enfermedad o muerte de un ser querido, la reprobación de un examen, la pérdida del empleo, una pelea con familiares o amigos, la enfermedad propia, etcétera.

Es lógico que no se pueda estar contento todo el tiempo y eso es normal. La tristeza cuando se prolonga en el tiempo e impide realizar las tareas cotidianas, puede convertirse en depresión, que es una enfermedad que necesita ser profesionalmente tratada.

La tristeza es pasajera, se siente melancolía pero se vislumbra la luz al final del túnel; desaparecida la causa que la provoca el sujeto vuelve a gozar de su existencia; en la depresión la angustia está establecida para quedarse y hacer que la vida no nos brinde ninguna oportunidad.

Por naturaleza hay personas alegres o tristes, optimistas o pesimistas, extrovertidas o introvertidas, pero hasta el más alegre, optimista y extrovertido seguramente se sintió psicológicamente mal ante alguna pérdida o frustración, de lo contrario también sería anormal, ya que evidenciaría incapacidad para sentir. La felicidad son momentos de dicha, que no serían tan valorados si no se conociera que hay otros momentos que son de tristeza, y que inevitablemente llegan, pero que hay que pensar que también se irán, y volverán las alegrías.

Características
  • Aunque se considera una emoción displacentera, no siempre es negativa ya, que existe una gran variabilidad cultural, incluso en algunas culturas no existen palabras para definirla.
  • La tristeza es realmente un estado de ánimo más que una emoción aguda. La gente utiliza el término "triste" de forma indiferenciada para describir sus reacciones emocionales ante una gran variedad de circunstancias dañinas.
  • La respuesta emocional de tristeza es distinta del miedo (es una respuesta a un suceso que ya se ha pasado, mientras que el miedo anticipa un evento que va a suceder) y distinta de la ira (la tristeza se presenta cuando nadie es culpable).
  • La tristeza está asociada muchas veces al llanto, para ello hay una secuencia relativamente precisa que es la responsable de que este se produzca. Así, cuando se producen preocupaciones afectivas, se teme su incumplimiento y bruscamente si se cumple tal predicción, brotan las lágrimas.
  • Se produce ante la perdida de un deseo apremiante, que se sabe imposible de satisfacer.
Los desencadenantes son la separación física o psicológica, la pérdida o el fracaso; la decepción; las situaciones de indefensión (ausencia de predicción o de control).

Esta aparece después de una experiencia en la que se genera miedo, debido a que la tristeza es el proceso oponente del pánico y de la actividad frenética. También se produce por la ausencia de actividades reforzadas, conductas adaptativas y ante el dolor crónico.

Por lo tanto, la persona valora que tiene muy bajo control sobre las consecuencias y que no tiene capacidad para afrontarlas. Cierta capacidad para adaptarse a las consecuencias.

Esta Tristeza del Mundo produce muerte. Debemos aprender a ser más listos que nuestras emociones. Cada uno de nosotros ha vivido suficiente tiempo como para ya conocernos bien; sabemos qué nos gusta, qué nos molesta, qué nos entristece más fácilmente, qué pecados batallamos más para vencer, etc.

¿Qué afecta más tu estado de ánimo provocándote tristeza? Piénsalo por unos segundos. A mí, me causa tristeza cuando algún familiar o amigo cercano pasa por un tiempo difícil, también cuando cometo algún error que afecta a otras personas, así como cuando hago algo que desagrada a Dios y sé que se ha afectado mi relación con Él.

Cuando ya tengas algunas causas de tristeza, pregúntate: ¿qué sueles hacer cuando estás triste?

Hay personas que se encierran y en cambio hay otras que se salen a la calle a distraerse; hay quienes comen mucho y quienes dejan de comer; hay quienes se acercan a Dios y quienes se alejan de Él. Y... ¿Cómo sabemos si el tipo de tristeza que estamos experimentando es una tristeza que Él está permitiendo?

La tristeza que no es permitida por Dios produce muerte espiritual en nosotros, entre más la dejamos crecer más nos alejamos de Él, nos lleva a cometer acciones que le desagradan o que nos quitan todo el deseo de vivir agradándole. Cuando detectamos esto, debemos recordar y entender aún en medio de nuestro dolor que lo que estamos viviendo no es lo que Dios planeó para nosotros.

En muchas ocasiones podemos cortar con este tipo de tristeza ¡tan sólo con acercarnos a Dios! Cuando el pecado, los errores o alguna discusión nos ha causado tristeza, el perdón de Dios puede restaurarnos y su amor puede fortalecernos para enfrentar las consecuencias de nuestro error y trabajar en restaurar las relaciones.

Ten siempre presente en tu entendimiento, que el diablo y no Dios, está detrás de toda tristeza que apaga tu vida espiritual, ¡no permitas que el enemigo obtenga la victoria! Levántate en tus tristezas y derrama tu corazón delante de Dios, verás que en Él encontrarás perdón, vida y consolación.

Por otro lado, la Tristeza que Dios permite genera gozo, no porque hayamos sido entristecidos, sino porque soy entristecido para arrepentimiento; porque según Dios la tristeza que Él genera, produce arrepentimiento para salvación.

Dios permite que experimentemos tristeza para llamar nuestra atención, para que sepamos que hay consecuencias por tomar malas decisiones lejos de Él y por sobre todo, para facilitar en nosotros el proceso de arrepentimiento y salvación.

¡Muchísimas personas se acercaron a Dios por primera vez en medio de una depresión o una situación de mucho dolor y pesar! Cuando todo aquello que valoramos se tambalea algo dentro de nosotros nos recuerda que el único lugar en el que podemos estar seguros, estables y con esperanza es cuando estamos delante de nuestro Señor.

Dios permite la tristeza no para destrucción de nuestras vidas sino para que le demos oportunidad de amarnos y consolarnos. Nuestros padres muchas veces permitieron situaciones de tristeza y dolor cuando nos disciplinaban porque en su amor querían enseñarnos un principio y enderezar nuestro carácter.

¡Dios es nuestro padre! Y como tal está interesado en formarnos para que día con día le conozcamos más y nos acerquemos al punto de madurez tal en el que pueda trabajar en nosotros y a través de nosotros.

Pablo les mencionó a los cristianos en Corinto algunos buenos resultados que la tristeza de Dios había causado en ellos: ¡qué solicitud (diligencia) produjo en ustedes, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo y qué vindicación (recuperación de lo que te pertenece)!

Dejémonos formar y moldear por Dios, cuando estemos en medio de las tristezas pensemos: ¿es esta situación una estrategia del enemigo para alejarme de Dios o una llamada de atención para que me arrepienta mis malas decisiones?


Entre más pronto detectes el tipo de tristeza que estás atravesando más pronto podrás enfrentarla y dejarla atrás, en cualquiera de los dos casos necesitas acercarte a Dios para recibir su fortaleza o su perdón. No seas consumido por tus tristezas, antes escoge ser consumido por la consolación de Dios. Enfréntala.

No hay comentarios:

Publicar un comentario