Hoy
hablaremos del noviazgo más largo del mundo, uno que ha durado miles
de años. Me refiero al compromiso de Cristo con su novia, la
Iglesia. Hablaremos de su novia, la Iglesia. Veremos qué podemos
aprender de nuestra identidad como creyentes y también un poco de lo
que nos enseña esto acerca del rol de la mujer.
Salmo
45:10..15: “Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu
pueblo, y la casa de tu padre; Y deseará el rey tu hermosura; E
inclínate a él, porque él es tu señor. Y las hijas de Tiro
vendrán con presentes; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es
su vestido. Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes
irán en pos de ella, Compañeras suyas serán traídas a ti. Serán
traídas con alegría y gozo; Entrarán en el palacio del rey.”
Recordemos
que este salmo fue escrito para un rey israelita. Presenta su gloria,
como el monarca escogido por Dios ha de reinar sobre su pueblo y da
ciertos consejos a la futura reina. Este salmo tiene un significado
más profundo para nosotros, puesto que Jesús es el gran Rey, que
Dios ha elegido para reinar sobre todas las naciones.
Cuando
reconocemos esto, entonces podemos encontrar significado en este
salmo en dos niveles. Podemos ver, por un lado, lo que nos enseña
acerca de la belleza de un matrimonio humano. Pero por el otro lado,
podemos aprender mucho acerca de nuestra relación con Jesús,
nuestro Rey.
Hoy
consideraremos el papel de la novia, las palabras que se le dirigen,
para aprender algo acerca de como Uds., mujeres, pueden ser
verdaderas reinas en su hogar, pero también para ver como todos
debemos de responder al reinado de Cristo.
A
veces, los hombres somos renuentes a aceptar que somos la novia, pero
eso somos, somos la novia de Jesucristo y un día, seremos su esposa.
¿Por qué somos renuentes? Todo por vernos colocados en el lado
femenino. Debemos de acordarnos que en el espíritu no hay sexo y
esta es una forma humana de Dios, para hablarnos y que podamos
entender de sus pensamientos.
Cuando
leemos el salmo, observamos que lo que se dice de la novia toma la
forma de una exhortación. El escritor le está dando consejos acerca
de como ser una buena esposa para el rey. Le está animando, a
prepararse para el cambio que vendrá en su vida, y le dice como
prepararse.
- La novia ha de olvidarse del pasado para presentarse a su novio
Al
leer los versículos 10..12, aparentemente se trata de una novia que
viene del extranjero para casarse con el Rey. Para poder llegar a ser
parte del pueblo de Dios, ella tendría que olvidarse de su pasado,
de su pueblo y de su familia.
Es
un consejo muy bueno, lastimosamente las reinas israelitas no lo
tomaron. Por ejemplo, cuenta la Biblia que al rey Salomón. Hijo del
rey David y quizás el más grande de los reyes israelitas, en su
juventud, Dios le ofreció lo que él quisiera tener. Podía pedir
cualquier cosa, y Dios se la otorgaría. Salomón, en vez de pedir
riquezas o posición, pidió sabiduría para ser un buen líder para
su pueblo.
Como
resultado, Dios le dio grandes riquezas y poder también. Fue el
hombre más sabio del mundo; la gente venía desde lejos para oír su
sabiduría. Fue Salomón el que finalmente construyó el templo de
Dios, un edificio grandioso para la adoración del Señor.
Pero
en su vejez, Salomón empezó una colección y empezó a coleccionar
esposas. Nos dice la Biblia que Salomón tenía 300 esposas y 700
concubinas.
Este
no es el plan de Dios. Desde el principio, Dios quiso que el hombre
tuviera una mujer. Pero hubo un daño más grave, el cual fue que las
esposas de Salomón no dejaron sus dioses falsos en la casa. Se los
trajeron y luego, con astucia, empezaron a convencerle de que les
hiciera templos para sus dioses y así, la tierra divina se empezó a
llenar de templos para ídolos. En vez de ser el enfoque de la
adoración, el templo de Dios es tubo que competir con una multitud
de templos de ídolos, símbolos de los demonios.
¿Por
qué? Simplemente porque las reinas no tomaron este consejo. No se
olvidaron del pasado para dedicarse a adorar al Dios de su rey, el
Dios de Israel.
Reflexionemos:
nosotros, la Iglesia, somos la esposa de Cristo, nuestro Rey. Él nos
ha llamado para que nos olvidemos de nuestro pasado y entregarnos a
Él. Nos ha levantado del lodo, del fango de nuestro estado natural
caído, para que seamos suyos. Nos viste de gloria, dándonos
prestigio y honor.
Pero,
¿qué pasará si no dejamos atrás nuestro pasado? ¿Qué pasará si
dejamos que esos viejos dioses, que antes adorábamos, nos sigan
ahora? Les aseguro que el resultado será desastroso. Por supuesto,
no llevaremos a nuestro Rey a la ruina, como lo hicieron las esposas
de Salomón; pero sí lo deshonraremos.
¿Cuáles
son esos dioses que tenemos que dejar? Por uno lado, tenemos que
deshacernos de cualquier atadura religiosa que no sea de Dios. Como
la magia, el horóscopo, las cartas, los santos y cualquier otra
devoción que no sean a Dios. Por el otro lado, tenemos que abandonar
esas adicciones como el alcohol, la pornografía, las viejas
amistades o cualquier cosa que no honra a Dios.
Cuentan
de un hombre cuya hija se acababa de casar. Una noche mientras estaba
con su esposa, llamó la hija desesperada. El hombre contestó el
teléfono, habló con su hija y regresó a la sala. La esposa
preguntó: ¿Qué quería la hija? Respondió el esposo: se peleó
con su esposo y dijo que quería venir a la casa. -¿Qué le
dijiste?, inquirió la mujer. Contesto su esposo: le dije que ya
estaba en su casa.
La
Biblia nos dice que cuando un hombre y una mujer llegan a unirse en
matrimonio, son una sola carne. Y déjenme decirles que surgen muchos
problemas cuando la mujer y/o el hombre no quiere dejar atrás su
familia. Cuando, como en este caso, en vez de resolver los problemas
que surgen, causan mas problemas. El cónyuge que va corriendo a mamá
para contarle todos sus problemas, en vez de arreglárselas entre
ellos, está acarreando más infelicidad matrimonial.
Dios
llama las malas cosas del pasado cuando se une. Es sumamente
importante hacer esto en el matrimonio y es más importante hacerlo
en nuestra relación con Cristo. Si eres creyente, pregúntate: ¿Qué
no has dejado atrás para entregarte totalmente a tu Señor? ¿Qué
mañitas traes del pasado?
- La novia se prepara con los mejores vestidos
Vemos
en los versículos 13..15 que la novia se ha preparado con la ropa
más bella para presentarse ante su rey. Hecho del material más
fino, bordado con bellas figuras y luciendo oro y joyas por cualquier
lado. Tan bello que cuando entra al salón de boda, nadie podría
haber visto otra cosa.
Usted
es la iglesia y ha de prepararse con bellos vestidos. En su visión
del futuro, Juan miró el día de las bodas del Cordero. Y a la novia
se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente.
Luego sigue la explicación: El lino fino representa las acciones
justas de los santos. Leer Apocalipsis 19:6..9.
Como
creyentes, estamos preparándonos para el día cuando regresará
nuestro Señor Jesucristo. Para la gran boda con él. El vestido
bello y las joyas que podemos preparar, son las buenas obras que
hacemos para el Señor.
Cuando
compartimos con una persona necesitada, cuando hablamos con alguien
del evangelio, cuando nos esforzamos en amar a los que nos rodean en
vez de ser egoístas, entonces estamos bordando ese fino vestido de
novia, estamos agregando una perla a las joyas que adornarán a la
novia de Cristo.
Si
verdaderamente amamos a alguien, vamos a querer darles lo mejor de
nosotros. De igual, si amamos a Cristo, vamos a querer ser una novia
bien arreglada, bella, pura, perfecta, en ese gran día de boda.
Desarrollemos
dos convicciones. Una es que debemos de esforzarnos para reflejar el
modelo que Dios nos ha dado. Sea, en el papel del hombre o en el de
mujer y segundo, preparémonos para ser esa novia de Cristo, dejando
atrás el pasado, y cubriéndonos de buenas obras para que estemos
listos para ese día.
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